Paseando
por el campo fuera de las rutas turísticas casi siempre se suelen
encontrar gratas sorpresas en forma de plantas, animales, rocas, agua
y rincones bonitos naturales. Y también, a veces, en forma de obras
humanas. Como estas construcciones de piedra en unos prados entre
Navalosa y Navarrevisca. No sé cuándo fueron construídas, ni por
quiénes; pero sí se percibe que las personas que las construyeron
tenían un conocimiento intimo tanto de la piedra como del paisaje. Y
un sentido de armonía -y de economía, de saber aprovechar los
recursos- que ojalá fueran también más extendidos en nuestros
pueblos y ciudades.
That is amazing! Did you go in?
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