domingo, 19 de enero de 2020

Monterías



Hace una semana, el sábado 11 de enero, hubo montería en Navaluenga, en el coto AV-10884, del Club Deportivo de Caza La Lobera.

Como he explicado aquí en varias entradas (ver etiqueta "caza"), este coto fue constituído hace dos años basándose en documentación falsa, algo que por lo que me cuentan debe de ser bastante habitual. Su presidente aseguró que la finalidad del coto era asegurarse de que “la gestión de la población cinegética del municipio de Navaluenga recae sobre una asociación del pueblo con una media de 40 socios y no permite la explotación masiva de la caza por parte de intereses particulares”y que les “preocupa especialmente la convivencia con las personas no cazadoras que pretenden disfrutar del monte sin encontrarse en situaciones comprometidas con cazadores...”


Además me decía que en este coto no se organizaban monterías.

En las monterías en el sur y centro de España, según se explica en Wikipedia, “se abaten generalmente jabalíes y ciervos, aunque también otras especies como el gamo y el muflón. En un monte o mancha de varios cientos de hectáreas se dispone una serie de armadas, o líneas de puestos con cazadores, que rodean y cubren el terreno. (…) Desde un extremo determinado, o desde más de uno, se procede a la suelta de las rehalas que, conducidas por sus respectivos perreros, batirán la mancha en diversas direcciones con el objeto último de que las piezas de caza en su huida traten de atravesar las líneas de cazadores...”

Es decir, los cazadores TOMAN el campo completamente, causando lo que debe ser un tremendo estrés para toda la fauna, y negando a todos los no-cazadores su derecho a disfrutar de los caminos, montes y prados de los cientos de hectáreas en las que se “celebra” la montería.

A mediodía el sábado hace una semana, cuando ya empezaba a estar un poco templado el ambiente después de los 10 grados bajo cero que había marcado el termómetro por la mañana, yo había salido con mi perro a dar un paseo por el campo cerca de mi casa. Después de andar algún kilómetro, oí ladridos, algún disparo, y alguien dando voces, y decidí elegir otro camino que él que había pensado.

Pasando por un prado junto a la garganta, dos personas me llamaron para decirme que había montería.

¿Montería? ¿Aquí?”, me sorprendí.

Sí, está señalizado en el camino”, me respondieron.

Yo masculé algo de que pensaba que aquí no se hacían monterías, que por donde yo había venido no había ningún cartel, que yo tenía una finca allí, y que además el coto estaba constituído basándose en documentación falsa.

Pero luego, claro, tuve que darme la vuelta para salir de allí y volverme a casa lo más rápido posible.

Al llegar a casa, encendí el ordenador y tecleé “Navaluenga montería 11 enero” en el buscador, y ví esto:
Captura de pantalla de 2020-01-11 16-31-58 (copia)
No sé cuánto se ha cobrado por cada puesto; supongo que el anuncio ya había sido eliminado, porque al hacer clic sólo se llegaba a la página de milanuncios. Pero parece que las monterías mueven bastante dinero.

Como ya conté aquí hace dos años, este coto de más de 3.000 hectáreas fue constituído basándose en un documento donde el presidente del club de caza certificaba que los dueños de las 5000 fincas en cuestión habíamos cedido expresamente los derechos cinegéticos, hasta el año 2026.

La realidad era que la mayoría no sabíamos nada del coto. Nadie nos había pedido que cediéramos los derechos.

Incluso había un personaje misterioso, que no se sabe si existe, que figuraba como propietario de polígonos enteros – polígonos donde gente a que conozco tienen sus fincas.

También figuraba como propietario de la finca donde vivo, que tengo escriturada y registrada desde hace ya 9 años.

Sin embargo, la persona con la que hablé en el Servicio Territorial de la Junta en Ávila (tuve que ir a Ávila, porque en el Ayuntamiento de Navaluenga sólo había un muy escueto anuncio), no daba importancia a eso, y me decía que lo único que podíamos hacer era rellenar un modelo diciendo que no habíamos cedido los derechos y solicitar que se excluyeran nuestras fincas. 

Lo hicimos, yo y todos los dueños de fincas que conocía y que tenía tiempo de contactar en el breve plazo que había.

Deberíamos haber protestado de forma mucho más contundente, pero por ignorancia cometemos muchas veces el error de hacer lo que nos dicen. Luego vamos aprendiendo poco a poco a desconfiar.

Se constituyó el coto, y siete vecinos presentamos un recurso de alzada, solicitando que se anulara el coto ya que se basaba en documentación falsa y que según el Decreto 83/1998, art. 18.4:

La falsedad en la citada declaración o certificación, atribuyéndose indebidamente los derechos cinegéticos, dará lugar a la anulación del acotado, en el momento en que recaiga Sentencia Judicial firme en tal sentido, y sin perjuicio de las responsabilidades penales y administrativas que pudieran derivarse.

Un año y medio más tarde recibimos la respuesta  firmada por el Director General de Medio Natural de la Junta de Castilla y León. Nos comunicaba que se había desestimado nuestro recurso, ya que consideraban que la constitución del coto estaba “ajustada al derecho”. 

A pesar de que habíamos declarado que ni habíamos sido informados ni nadie nos había pedido que cediéramos los derechos cinegéticos, la Resolución decía que “los propietarios de los terrenos no están obligados a ceder los derechos cinegéticos por escrito. Puede existir un contrato verbal de cesión de esos derechos entre el solicitante y los propietarios de los terrenos.” Y se quedaba tan pancho.

Es pantanosa la comunicación con la Junta, por decir lo menos.

A nivel personal también he presentado una queja al Procurador del Común (el Defensor del Pueblo en Castilla y León). Ha pasado casi un año; me dicen que está tardando la resolución debido a la gran cantidad de documentos que la Junta les ha enviado y que han tenido que estudiar.

Yo creo que la táctica de la Junta es marear, cansar y camuflar.

Cuando he hablado con vecinos que tienen fincas en el coto, en general no saben nada. Piensan que en su finca no entra nadie sin su permiso; no se dan cuenta hasta qué punto los políticos y jefes de la administración en CyL entregan el campo a los cazadores, tanto cuando están respaldados por las leyes en vigor como cuando no.

Por su parte, la mayoría de los cazadores (hay excepciones) ven normal la forma como se ha constituído el coto. “Hay tantos propietarios, era imposible preguntar a todos, han preguntado a la gente que conocían”, me dicen. “¿Qué más te da? Sólo te vas a buscar problemas. Si uno tiene que cumplir todas las leyes no hay quien viva...”. Lo que significa una actitud muy cómoda cuando uno es el beneficiado, y otros los perjudicados.

Sin embargo, las personas que no cazamos, que no somos del PP (o de otro partido que gobierne en determinado lugar), que no tenemos contactos entre la gente del poder, nosotras sí tenemos que cumplir las leyes.

Esta diferencia ante la Ley, no encaja con lo que se supone es un estado de derecho

Como subrayaba Ecologistas en Acción en un informe de enero 2017, este acaparamiento del campo por parte de los cazadores – que constituyen menos del 2% de la población de España- condicionan y limitan las actividades de todas las personas que preferimos disfrutar de la naturaleza simplemente andando, o haciendo ciclicmo, escalando, haciendo fotos, mirando aves y plantas, etc.

...Si todos los cotos se constituyeran según la normativa, en lugar de ocupar el 80% del campo en España (o el 100% -salvo fincas sueltas que han sido excluidas- como en Navaluenga), posiblemente serían mucho más pequeños...Con lo cual habría menos estrés para la fauna, más contacto con la naturaleza para los no-cazadores, y menos plomo contaminando suelos y agua.

Lena Pettersson