martes, 13 de noviembre de 2018

Vocaciones científicas

La semana pasada pudimos leer en la prensa local que el programa “STEM Talent Girl” está llegando este otoño a Ávila.

El programa, organizado por la Fundación ASTI y la Junta de Castilla y León, está destinado a fomentar las vocaciones científicas en las alumnas para que elijan una carrera STEM, es decir de Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemática (Science, Tecnology, Engineering, Mathematics). En Ávila ahora empezará a desarrollarse la primera fase -de selección de alumnas de 3º y 4º de la ESO - denominada “Science for her”. Se han apuntado 66 alumnas, de las que se elegirán 30. Cada una de estas chicas tendrá su mentora, en el Bachillerato recibirá orientación profesional, y cuando esté en la universidad habrá becas y posibilidad de hacer prácticas en alguna empresa.

Además, habrá ocho masterclasses, impartidas por mujeres destacadas en el campo STEM. Estas clases estarán también abiertas a cualquier persona interesada.

                                                                       *

Esta noticia ha sido el punto de partida para unas reflexiones mías sobre una parte del tallo (“stem”) en cuestión – la que creo que es el principal, aunque luego se ramifica: la Ciencia.

Lo primero que me ha llamado la atención son todas las palabras en inglés que se utilizan para nombrar y describir el programa. Además de las ya mencionadas, en la página de “talent-girl.com” se explica que las mentoras van a servir como role-models, y hacer sesiones de shadowing con las alumnas.

No seré yo quien niege la importancia de saber inglés para poder acceder a la conversación de la comunidad científica internacional, pero...¿no da más bien la impresión de que la ciencia es algo ajeno o extranjero, algo que tiene poco que ver con la realidad abulense y española?

Además, a juzgar por las fotos en talent-girl.com, las mentoras deben reunir las dos cualidades de ser buenas profesionales en el campo de la ciencia y tecnología y tener apariencia de modelo. Si una es mayor, o de aspecto más ordinario, mejor abstenerse.

                                                                        *
Cuando era joven, me interesaban más los estudios de las humanidades que los de ciencias. Fue así a pesar de que tuve la suerte de disfrutar de una educación bastante participativa y que unía (relativamente) la teoría y la práctica.

La naturaleza estaba allí -siempre ha estado allí- como algo necesario; como un hogar, como belleza, misterio, poesía, consuelo y compañía. Pero no como objeto de estudio.

Intelectualmente me enfocaba más a descubrir el mundo humano, a través de los idiomas, la literatura, la historia, la política...

Sin embargo, desde que vivo aquí, donde uno puede tener las manos en la tierra durante casi todo el año, y donde hay un sinfín de plantas y bichos de todo tipo, mi interés por la ciencia ha aumentado mucho.

Trabajando en mi jardin, me fascinaba observar lo que pasaba en un trozo de tierra compactada y aparentemente muerta cuando se conseguía que alguna planta empezara a crecer allí, y la frondosidad que luego se pudiera llegar a haber. Era como una verdad intuída, que la Vida atrae a más Vida.

Aún más fascinante fue descubrir a científicas (sí, la mayoría fueron mujeres) como Elaine Ingham o Cristine Jones, que explicaban porqué esto pasaba, qué era lo que estaba pasando dentro del suelo alrededor de las ráices de las plantas.

También fue importante descubrir a estas y a otros científicos que sabían comunicar su conocimiento, que sin sacrificar el rigor y la coherencia escribían libros o daban charlas que enganchaban casi tanto como cualquier policiaca.

Además, de esa manera se borraba bastante la frontera entre Letras y Ciencia.

                                                                  *

Diferentes personas pueden sentirse atraídos por diferentes aspectos de la ciencia. Hope Jahren, una geobióloga (según Wikipedia, la geobiología estudia las interacciones entre la vida y el ambiente físico-químico de la Tierra) que ha recibido numerosos premios y distinciones por su labor, cuenta en el libro “La memoria secreta de las hojas” porqué eligió estudiar Ciencias:

Empecé estudiando Literatura, pero pronto descubrí que mi sitio eran las Ciencias Naturales. El contraste era muy claro: en las clases de ciencia hicimos cosas, en lugar de simplemente hablar de ellas. Trabajamos con las manos, y obtuvimos resultados casi diariamente (…) Tratamos problemas que todavía podrían ser solucionados...La Ciencia hablaba de lo que pasaba ahora y de un futuro que todavía podría ser posible...”

En el prólogo del libro Jahren explica que el trabajo científico empieza cuando uno empieza a formular preguntas y observar algo con atención.

                                                                          *

Si he entendido bien, el esquema del método científico es el siguiente: Pregunta – Observación - Formulación de la hipótesis – Experimentación o recolección sistemática de datos - Análisis de los datos - Rechazar o aceptar la hipótesis.

En este esquema, la curiosidad es un ingrediente fundamental: algo tiene que despertar nuestra curiosidad para que empecemos a observarlo y hacer preguntas acerca de ello.

También lo es la actitud independiente y crítica, que hace que el científico no de nada por sentado, que siempre tenga que contrastar las teorías con la realidad. Y la máxima objetividad posible a la hora de interpretar la información.

...Creo que no se puede decir que en Ávila se fomenten estas cualidades. Para tener un mejor caldo de cultivo para jóvenes científic@s, habría que cambiar muchas cosas.

Y ahora mismo se me ocurre una pregunta: ¿se habrá hecho algún análisis de porqué tan pocas chicas eligen carreras de Ciencias o Tecnología?



Lena Pettersson

2 comentarios:

  1. Hola Lena, este artículo me ha gustado y me ha llegado particularmente muy hondo, tal vez porque mi plan de estar más en la naturaleza está congelado de momento. En cuanto al libro de Hope Jahren, La memoria de las hojas, que leí el año pasado, sencillamente me entusiasmó y lo tengo siempre cerca además de haberselo recomendado a varias personas, al final de éste ella misma dice que se le puede escribir para comentar cualquier cosa, lo tengo pendiente. Gracias por este artículo, hasta pronto espero.

    ResponderEliminar
  2. María del Carmen Vian Quiroga14 de noviembre de 2018, 20:34

    A mí también me ha gustado mucho el texto, sobretodo por lo intimista que me ha parecido. Te preguntas porqué hay pocas chicas que eligen estudiar Ciencias o Tecnología. Conozco a alguna joven científica con una gran vocación, que dedica muuuucho de su tiempo a la investigación, y que observa que su trabajo es menos valorado que el de sus compañeros masculinos. Alguna joven ingeniera a la que sus compañeros masculinos tratan con escepticismo. Ellas tienen que demostrar mucho mas, en muchos aspectos. Esta es mi experiencia, imagino que habrá otras diferentes.
    Si, gracias por el artículo y por el aliento que siento por conocer mas sobre lo que nos ofrece el suelo que pisamos.

    Maricarmen

    ResponderEliminar