martes, 3 de julio de 2012

Lengua de buey (Anchusa officinalis)

Una de las cosas que más me gustan de Navaluenga y su entorno es la gran variedad de paisajes, de hierbas, árboles, aves, animales e insectos, que se encuentran aquí.

Son otros seres con los que compartimos el mundo; me hace feliz su belleza y su diversidad, y los quiero conocer mejor. Por eso, aparte de utilizar mi propia observación, acudo a los amigos expertos en cosas del campo, a los libros, y a internet.

Si son hierbas, me gusta saber su nombre, cómo son las raíces, las hojas, las flores, si son tóxicos o comestibles, qué dicen del terreno donde crecen, etc.

Y para iniciar un especie de catálogo, hoy en el paseo me he llevado la cámara, y luego he llenado la mesa de libros antes de bucear en la red, para conocer un poco más a la Anchusa officinalis, o Lengua de buey, que ahora está floreciendo entre la hierba seca de los prados, y entre los trozos de huerta de mi finca.

La Lengua de buey es una planta bienal, o perenne; el primer año sólo tiene una base de hojas en forma de roseta, para en el segundo año echar un tallo de hasta un metro que se llena de flores en esta época. Tiene una raíz que penetra a bastante profundidad, y crece en terrenos baldíos, soleados y bien drenados, que pueden ser calcáreas.

Se considera una planta medicinal y tradicionalmente se han utilizado tanto sus raíces, hojas y flores para hacer infusiones con propiedades expectorantes, depurativas y diuréticas. Sin embargo, en un sitio también leí que puede ser tóxico (quizá como la mayoría de las medicinas si se utilizan mal). Yo nunca la he utilizado, y mi yegua tampoco lo suele comer – pero si es muy bonita y atrae a un montón de mariposas.

Si aparece en la huerta y uno la quiere arrancar, es mejor llevar guantes, ya que toda la planta está cubierta de unos pelillos que se clavan en la piel.

Si alguien quiere contribuir a este catálogo de flora y fauna, al menos yo lo leería con interés.

Lena

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