Me ha enviado Mar un escrito donde cuenta como vive ella estos días, para que lo publique aquí. Aunque sean sus experiencias y opiniones personales, creo que reflejan un problema general: ¿Cómo convivir personas diferentes en la sociedad, respetándonos?
¿Qué sitio hay para los que buscamos la paz más que el jaleo?
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Hoy
es día 1 de enero del 2018, primer día del año, y quiero compartir
con vosotros como fue para mí la noche del 31 de diciembre del 2017.
En
este momento vivo en Navaluenga, un pueblecito de unos 2000 habitantes
censados, en la provincia de Ávila. En
fechas señaladas se
multiplican por no sé cuántos más… muchos más, hasta el punto que
algun@s de los que vivimos aquí nos sentimos invadidos por estas
personas que llegan con el estrés que les provoca vivir en una gran
ciudad, tipo Madrid. Pero bueno, hacemos lo que podemos para
sobrevivir a esta invasión, ya que es temporal y son unos días.
Según
tengo comprobado todos los sitios bonitos, agradables y naturales
(Tarifa, e Ibiza, estos son los que mas conozco) cada vez más están
invadidos temporalmente por la inconsciencia, estrés y falta de
educación que esto provoca en algunos seres humanos.
Bueno,
al grano…
Cada
vez tengo mas claro que la forma de celebración, sea lo que sea que
ataña a mi vida, me gusta hacerlo en silencio, recogiéndome dentro
de mí cuanto puedo y celebrar la salud que tiene este cuerpo, dar
gracias por la salud y bienestar que tiene mi familia; y
dentro de esta familia, por supuesto, están la perrita y gatita que
me acompañan en la vida.
Anoche,
por cierto, a partir de las doce de la noche, que
es cuando se estima es otro nuevo año (téngase en cuenta que todo
esto es una invención que hemos hecho los humanos, para controlar
nuestras vidas de alguna forma) la gatita pasó la mayor parte del
tiempo debajo de la cama, mientras que la perrita, que es la que peor lo
pasa, estuvo de aquí para allá, sin encontrar consuelo en ningún
lugar, ya que los vecinos mas próximos comenzaron a poner tracas de
pólvora para hacer su propia celebración a través del terrible
ruido que éstas provocan.
Todo
el pueblo se llenó de pólvora. Al vivir en el Barrio Madrid,
hasta hace un par de años se podía estar tranquilos (mas o menos)
en estas fechas… pero llegaron vecinos de Madrid a vivir al pueblo,
y en estas fechas las familias de éstos vienen a celebrar con ellos.
También una vecina se ha unido a un hombre que parece le gusta la
pólvora y el ruido a través de ella, por lo que son tres familias
alrededor de la casa donde vivo que no dejan de hacer ruido en sus
celebraciones…
El
primer año hubo un poco de
ruido, el segundo un poco más y así sucesivamente, hasta que ayer…
Dios mío… fue horroroso el rato que pasamos aguantando las
explosiones de esos fuegos artificiales que pretendían divertirles a
ell@s y a sus niet@s.
Podía
oír el latido del corazón de Curra, mi hija animal, podía ver y
oír su respiración acelerada, podía ver como se le caían gotas de
saliva, podía oír y ver como todo su cuerpo tiritaba de miedo… me
dejé llevar por lo que sentía y salí a gritarles (sé que no es lo
mas adecuado, pero de momento estoy aprendiendo a ver cómo manejo
estos sentimientos dentro de mí, todavía está descontrolado este
manejo…) a decirles que mi perra lo estaba pasando fatal, y que
deseaba que sus hijos pasaran por lo mismo que estaba pasando ella…
Ni
caso, simplemente oí: "bueeno...", expresión que entiendo como que al
ser de las pocas personas que se manifiestan (aunque sea de una forma
no adecuada), para “ellos” sea como la “……” lo que sea
que piense, y que la verdad es que me da igual.
Lo
de menos es que no pudiéramos dormir casi, lo que siento ante estas
horas de actuar es rabia
ante la impotencia de la corriente que sigue esta sociedad. Se está
educando en la celebración a través de algo artificial, el ruido en
este caso, sin importar para nada el prójimo, sólo importa el YO,
YO, YO, satisfacer lo que quiere mi YO, sin pensar que tal vez haya
seres, tanto animales como personas sufriendo físicamente ese
estruendo que están provocando… Ni lo piensan, son totalmente
inconsciente al prójimo.
Y este es el problema, para mí: la
inconsciencia que está generando esta sociedad en el ser humano. “Si
te gusta cómpralo, utilízalo, disfrútalo sea lo que sea. Te hace
disfrutar un segundo de sensaciones que no son reales, pero úsalo,
gasta tu dinero en lo que te satisface, pero primero tienes que ganar
ese dinero, te guste o no tu trabajo hazlo para que puedas después
satisfacer los deseos; así te tenemos esclavo de los deseos pero tu
no te vas a a dar cuenta”.
No va a dejarnos ver que todo el potencial está en nosotros, y que para
disfrutar de las auténticas emociones y sentimiento se necesita muy
poco: solamente silencio para conocernos a nosotr@s mismo. Pero esto
no interesa, porque no genera dinero.
Después de pasar estos cortos momentos de celebración externa, las personas
vuelven a su estado natural, que es no celebrar ni con una mirada de
reconocimiento, de "estoy aquí y veo que tú estás también aquí" ,
celebrando la vida con solo una mirada...
Mar
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