martes, 26 de diciembre de 2017

El mundo al revés (2): la certificación de productos ecológicos

Estos son guisantes que he plantado en un tiesto. Utilizo los brotes para ensaladas; tienen un sabor muy rico y vuelven enseguida a echar nuevos brotes por debajo de donde uno los corta.

Compré las semillas hace unas semanas; un sobrecito con unos pocos gramos costaba alrededor de un euro y medio. Casi por el mismo precio podría haber comprado una cajita de 250 gramos, pero entonces habrían sido guisantes de color rosa, lo que indicaría que son tratados con fungicidas (que reduce la fertilidad natural de la tierra, y además causa la muerte de muchos aves que los comen en los campos).

Estos eran ecológicos, y entonces, mucho más caros.

¿Por qué?

Aunque no el único, un motivo podría ser que las gestiones para poder comercializar un producto ecológico parece mucho más complicado que para poder vender un producto "convencional", es decir tratado con diferentes tipos de sustancias químicas dañinos para la vida.

Leí el otro día el Reglamento de la CE para la producción y comercialización de productos ecológicos, y mi conclusión fue que los que pasan por todos los papeleos y gestiones para poder vender sus productos con certificación ecológica son unos héroes (sobre todo si son productores pequeños). Por los papeleos, no por los métodos en sí, que me parecen los más razonables.

Digo que esto es el "Mundo al Revés" porque deberían ser los que utilizan todo tipo de pesticidas y fertilizantes dañinos para nuestra salud y para el resto de la naturaleza los que estuvieran más controlados, y con más obligación de informar sobre las sustancias empleadas, que los que producen alimentos de forma ecológica.

Es decir, los productos ecológicos deberían constituir LA NORMA, y los otros una excepción vigilada.

...

En el último número de la revista La Fertilidad de la Tierra hay varias noticias relativas a la comparación entre la agricultura ecológica y la industrial:

- En un estudio realizada por EOSTA y Soil & More se ve que si uno considera también los "costes ocultos" (degradación de las tierras, impacto en nuestra salud, emisiones de CO2, etc), producir una manzana (u otra fruta) de forma ecológica es más barato.


- Extender la agricultura ecológica también significa mitigar el cambio climático y sus efectos, por capturar más CO2 de la atmósfera y almacenarlo en la tierra, por producir alimentos con más nutrientes, por mantener la biodiversidad, por aumentar la resistencia de los cultivos ante las plagas, y en general por hacernos más "resilientes", más capaces de adaptarnos a condiciones cambiantes.

Otras noticias en La Fertilidad de la Tierra:


Lena

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