jueves, 23 de julio de 2015

Navaluenga o los 120 días de Sodoma

En los años 40 un dramaturgo irlandés llamado Samuel Beckett escribía Esperando a Godot, una de las obras más importantes dentro del llamado teatro del absurdo. En ella dos vagabundos llamados Vladimir y Estragón esperan a Godot, un personaje que nunca termina de llegar; sin embargo ahí siguen los dos protagonistas, esperando y esperando...
Ahora, en un pequeño juego imaginativo, extrapolemos: ¿y si Godot fuera el turismo de calidad y Vladimir y Estragón los vecinos de Navaluenga? ¿No nos cansamos de fomentar desde hace años un turismo basado en el desfase y la juerga extrema? ¿Por qué queremos que nuestro pueblo se parezca cada vez más al escenario de un Proyecto X aun sabiendo las consecuencias a largo plazo que eso acarrea?
Por favor que nadie me malinterprete, no digo yo que no haya fiesta o cierto desfase, es comprensible que en esta sociedad, la cual se fundamenta primordialmente en el ocio, existan horas de esparcimiento y consumo de alcohol (y más en España, cuna del tapeo y otras tradiciones patrias que tanto nos alegran la vida); pero eso no implica que, existiendo y aceptando eso, se deba llegar al todo vale, porque, sin duda alguna, no todo vale.
¿Dónde queda la moral en este asunto? ¿Acaso parece ético que se dispare el consumo de alcohol en los menores; que no existan alternativas decentes los fines de semana para aquellos que no quieran fiesta; que no haya normas de convivencia para con otros vecinos; que no exista un mínimo de respeto hacia el entorno, hacia las calles y hacia el mobiliario? 
Aquellos que defienden este turismo de despedidas de soltero/a, consumo de alcohol, resacones (de las crónicas de algunos seguro que podríamos rodar un Resacón en la Lobera), etc., con el alcalde a la cabeza, no se dan cuenta de que en, primer lugar, hacen un flaco favor al pueblo al que tanto dicen querer. Este tipo de turismo es irrespetuoso con el entorno y poco interesado en las tradiciones o rincones mágicos de nuestro pueblo. Por tanto, defender el desfase como medio económico suena casi a argumento de maltratador: “te destrozo porque te quiero”. Pero, ¿queremos al pueblo o queremos más al dinero fácil? ¿Preferimos ser infieles a Navaluenga sin mirar con quién, como en aquella película de Trueba? ¿Nadie piensa que el turismo cultural da dinero también; que aquél que viene a hacer una ruta un fin de semana con su familia o aquél que viene a descubrir nuestras tradiciones no va a dejar dinero en bares y tiendas? ¡Claro que lo hará! Parece bastante insensato pensar lo contrario. No sólo el hacer del pueblo una hermandad de American Pie supone una importante entrada de dinero, hay otras vías que son ignoradas sistemáticamente.
En segundo lugar, todos aquellos que tan beatamente participan en las procesiones y luego defienden todo este desmadre, con el alcalde a la cabeza, ¿se sienten cómodos en sus creencias? ¿No sería más conveniente que ostentando el poder se pusiera coto a estas prácticas nada pías y bastante demoledoras en los menores? ¿No podemos o no queremos plantear alternativas reales a este tipo de ocio? Y ojo, no digo que la gente no beba, pero que se haga con responsabilidad e intentando que el pueblo no se convierta en los Jardines Duff. Creo que va siendo hora de que muchos se replanteen su sistema de valores y sus prioridades, porque desde fuera me da la sensación de que no coinciden. Mientras tanto seguiremos esperando.
Parece que en este tema (como en tantos otros) el ayuntamiento ha utilizado la estrategia de varios humoristas para eludir las situaciones incómodas. Por un lado la estrategia de Tip y Coll los cuales siempre cerraban su programa con una frase que les libraba de cualquier lío con el franquismo, su ya clásico “Y mañana hablaremos del gobierno” para así, nunca hablar de él; y, más recientemente, tenemos el ejemplo de José Mota que hacía las cosas “hoy no… ¡mañana!”. 
Así que ya sabe, desde el consistorio se le ofrecen dos soluciones si le molesta: o se va a vivir a otro lado (ya sea otro pueblo u otra casa, esto es, cediendo ante la situación y claudicando ante los foráneos y ante las inmoralidades) o, por otro lado, el alcalde está dispuesto a atenderle y a prometerle una solución después de un “vuelva usted mañana”.


         Daniel San Miguel (COMPROMETIDOS)

1 comentario:

  1. Aplausos para tí Daniel... claro, clarito has dejado el tema... te animo a que sigas escribiendo porque tod@s nos beneficiamos de tu buen hacer.

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