martes, 4 de septiembre de 2012

Tarifa de extrarradio de recogida de basura: pagar más por menos

En un estado de derecho cualquier medida o actuación pública debe fundarse en una norma jurídica escrita. Las normas deben ser claras, públicas, estables, justas, y establecidas para proteger los derechos humanos fundamentales. Y, además, el proceso a través del cual son aprobadas e implementadas debe también ser accesible, justo y eficiente.
Ahora bien, basta acudir a algún medio de información mínimamente serio para ver que la sociedad en la que vivimos está lejos de cumplir con estos criterios.
Nuestra realidad cotidiana, y nuestro trato con ayuntamientos y otros organismos, a menudo se encarga también de mostrarnos la distancia que mide entre la teoría y la práctica.
A mí me la mostró hace un par de semanas, cuando fui al Ayuntamiento a recibir un papel referente al pago de la tasa por la recogida de la basura. Al leerlo, me quedé bastante sorprendida (e indignada) al ver que me cobran la tarifa de extrarradio, es decir casi un 50 por cien más que la normal. Y sí, vivo a unos kilómetros fuera del pueblo, pero el hecho es que el cubo más cercano está a un kilómetro, así que mis dos o tres bolsitas semanales de basura me los suelo llevar cuando tengo que ir al pueblo por algún otro asunto.
Es decir, me cobran más por un servicio inexistente (o esto dicen la jurisprudencia que he encontrado, que estipula que si la recogida está a más de 300 metros de la vivienda se considera que no se presta el servicio.
A mi entender, esto va en contra de todo sentido común.
        Mi segunda sorpresa fue al preguntar a una empleada del Ayuntamiento qué había que hacer para poder leer las ordenanzas municipales. En mi ingenuidad yo pensaba que habría alguna carpeta con todas las ordenanzas, o algún sitio de internet de fácil acceso donde estuvieran reunidas.
Pero no: según la empleada hay que buscarlas en los Boletines oficiales en internet. Y para eso necesito uno tiempo, una buena conexión, y paciencia (mucha).
Es decir, no basta con que las normas a veces vayan contra el sentido común (o contra leyes de mayor rango)– encima es muy complicado llegar a conocerlas.

Lena

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