El sábado pasado estuve en
Oviedo, en el Encuentro sobre el Lobo Ibérico que había organizado Equo
Asturias. Para mi fue muy interesante, y voy a intentar poner aquí algo de lo
que contaron los tres ponentes.
Alberto Fernández Gil de ASCEL
(Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico) hizo hincapié
en la importancia ecológica del lobo. El lobo, como todos los grandes
carnívoros, es una especie clave en la organización y estructura de las
comunidades biológicas: está en la punta del pirámide alimentaria, y un cambio
en su población tiene efectos en cascada en toda la cadena trófica.
Al escribir esto, recordaba este
video que vi hace algún año, con el guión de George Monbiot. Tiene subtítulos en
español.
La poblaciones de estas especies
“apicales” suelen ser muy estables, ya que se autoregulan. En cambio, cuando
empezamos a intervenir muchas veces nuestro “control” es contraproducente.
Fernández Gil refería varios estudios que indican que para que los ataques al
ganado realmente disminuyan habría que matar un porcentaje muy grande de lobos,
con lo cual perjudicamos todo el ecosistema. Es decir, la conservación de los
lobos es de interés general, aunque pueda significar un perjuicio para un
colectivo determinado.
Para limitar el perjuicio a los
ganaderos, las directrices para la gestión del lobo contemplan tanto el
compensar los daños con indemnizaciones, como también potenciar medidas
preventivas.
Para tener un poco de
perspectiva, vimos varios datos. Estos son los que yo recuerdo:
- En el año 2008, en el parque
nacional de Picos de Europa los ganaderos cobraron 7,5 millones de euros en
diferentes subsidios de la PAC (Política Agrícola Comunitaria), mientras que
las indemnizaciones totales por daños de ataques de lobos sólo fueron 19.000
euros.
- En Asturias, sólo 4% de las
explotaciones ganaderas tenían algún expediente por daños causados por lobos
(creo que en el año 2014 o 2015, pero no recuerdo bien). Para la absoluta
mayoría de ellos sólo había un expediente, pero unos pocos tenían varias
–¡hasta 65! ...Un dato que indica que
para estos ganaderos era más interesante cobrar las indemnizaciones que cambiar
su manejo del ganado.
Cuando hablamos de la gestión del
lobo, da la impresión que el problema de fondo es que no se evalua la eficacia
de las medidas, sino se repiten ciertas “mantras”: que la matanza legal de
lobos hace disminuír el furtivismo, que así ayudamos a los ganaderos, etc.
Aunque los estudios científicos existenten muestren todo lo contrario.
Y no se nota en la política, pero
según Fernández Gil la BIODIVERSIDAD es un concepto superior legalmente a otros
objetivos.
Ignacio Martínez Fernández, de
Equo Asturias, habló de los principales instrumentos legales para la
conservación de la vida silvestre: el Convenio de Berna (1979) y la “Directiva
Hábitats” –Directiva 92/43/CEE- que ha sido trasladado a la legislación
nacional en la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y Biodiversidad.
Copio un párrafo de la página de
ASCEL:
La Directiva Hábitats
distingue el nivel de protección dentro de la Península Ibérica en base al río
Duero. Incluye a los lobos al sur del Duero dentro de los Anexos II (“especies
animales y vegetales de interés comunitario para cuya conservación es necesario
designar zonas especiales de conservación”), y IV (“especies animales y
vegetales de interés comunitario que requieren una protección estricta”). Los
lobos al norte del Duero se incluyen en cambio en el Anexo V (“especies
animales y vegetales de interés comunitario, cuya recogida en la naturaleza y
explotación pueden ser objeto de medidas de gestión”). El término “gestión” no
obstante no es sinónimo de explotación cinegética; hay más formas de gestión
más allá de la caza.
Martínez Fernández también
explicó que, al contrario a lo que se suele oír, la población de lobos NO está
creciendo (aunque sí se ha recuperado de su nivel más bajo en los 1970): según
los censos nacionales en los años 1986-88 había 294 grupos de lobos, repartidos
por un territorio de 100.000 km2, mientras que en 2012-14 había 297 grupos, en
un area de 91.000 km2.
Insistió en que la
Administración no puede actuar arbitrariamente, sino que tiene que
justificar sus actuaciones. Y las justificaciones no se pueden hacer sobre mentiras, sino tienen que basarse en
estudios científicas.
Escuchar a José Manuel
Arias Tascón, de Llaciana en León, hablar de su experienca como ganadero en territorio
lobero, también sirvió para tener una perspectiva y entender que lo que
realmente amenaza a los ganaderos profesionales no son los lobos, sino otros
factores.
Según este ganadero, en el
norte la gente siempre ha convivido con los lobos; es algo natural con lo que
cuentan. Para prevenir ataques utilizan mastines, seleccionan razas adecuadas,
tienen pastos de verano y de invierno, y sobre todo controlan los partos, para
que sean en un lugar protegido, y que los terneros no lleguen a los pastos de
la montaña hasta ya tener unos meses.
Mucho más que los lobos,
dos cosas que para él son auténticos problemas son la dependencia a la gran
industria, y la cada vez mayor escasez de pastos. Muchos terrenos que antes
eran pastos comunales ahora se subastan por precios prohibitivos, o han
desparecido debido a la burbuja urbanística.
“Una medida que sí sería
importante, es que se facilitara la venta directa de carne”, decía Arias
Tascón, y nos contó también sobre el proyecto de crear un sello de “carne de
tierras de grandes carnívoros”.
Además, habló de otra
burbuja, aparte de la urbanística: la burbuja de los conflictos: “Que
nueve de cada diez ganaderos conviven con los lobos – esto no es noticia para
los medios. En cambio, que un pequeño grupo de ganaderos gritan exigen matar los lobos sí lo es”.
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