Junto con el último número de Alternativas
Económicas venía un pequeño folleto editado por la Confederación Española
de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA). Se titula “la juventud en paro
TIENE UNA SALIDA”, e informa sobre
cuotas reducidas a la Seguridad Social, vías de financiación, normativas acerca
de cooperativas, etc.
Sin embargo, no es nada fácil
encontrar un empleo ni montar su propia empresa o cooperativa (...y conservar
el empleo –y poder vivir del salario- o conseguir que la empresa no quiebre
depués de un par de años), independientemente de si uno tiene menos de 30 años
o más.
Y si uno quiere que su trabajo
tenga UN SENTIDO – que produzca algo necesario, o que haga el mundo más bello,
justo o interesante- es aún más difícil.
Pero ese aspecto se suele obviar
en la mayoría de los artículos, debates o conversaciones sobre empleo.
Por eso me ha alegrado leer el
artículo “Cambios en la distribución del empleo” de Joaquím Sempere
Carreres, en la revista mencionada, que llega a unas conclusiones que deberían
ser de sentido común.
El autor nos recuerda que el
modelo actual de economía mundial depende de unos combustibles fosiles baratos,
sobre todo para:
- la
provisión de alimentos.
- para
el transporte de mercancías debido a la interdependencia extrema, creada por la
división internacional de trabajo.
- la
extracción masiva de recursos minerales del subsuelo.
Este modelo es el que ha
provocado el calentamiento global, y además utiliza cada vez más recursos no
renovables – con lo cual hace nuestras sociedades muy vulnerables.
Aparte de una urgente transición
energética, Sempere plantea tres retos para la “era poscarbono”:
-
producir suficientes alimentos para todo el mundo.
-
conseguir una división de trabajo y una organización
territorial más resilientes, menos vulnerables a colapsos en el
transporte mundial.
-
un consumo mucho más moderado de recursos no renovables, sobre
todo de minerales metálicos.
“...Se trataría de pasar a una
agricultur ecológica, a una producción de proximidad que confíe más en los recursos
locales y a una industria con productos menos obsolescentes, con más
reutilización, reparación y reciclaje de los mismos...”
En un escenario así, sería normal
que “crezca la demanda de mano de obra para una agricultura menos quimica y
mecanizada, para una industria con menos recursos naturales vírgenes y, en
general, para un contexto de escasez de energía, lo cual podría tener efectos
positivos en la absorción del paro...”.
A mí, este planteamiento me
parece mucho más realista (y deseable, si queremos que la humanidad tenga
futuro) que el que nos suelen vender, donde la mayoría de los trabajos son
efectuados por robots.
Un pasito en la buena dirección
sería lo que IU-Equo ha propuesto en Castilla y León: que en todos los
comedores escolares se sirviera comida elaborada con productos de proximidad.
Según leo en el editorial de “La
Fertilidad de la Tierra”, es algo parecido a lo que han decidido hacer en
Dinamarca. Para cumplir el objetivo de que la agricultura del país sea 100 %
ecológica, han elaborados varias medidas, entre ellas la que estipula que todos
los comedores públicos (en hospitales, guarderías, colegíos, ministerios...)
deben ofrecer menús ecológicos en su totalidad.
Por cierto, el Dossier del número de enero de Alternativas Económicas trata justamente sobre la "Economía Solidaria", que fomenta la transición hacia otro modelo, más justa y sostenible, de economía. Para cualquier persona interesada en leer artículos escritos en un lenguaje comprensible y desde una perspectiva crítica, recomiendo esta revista, que depende de los suscriptores para su viabilidad. Una democracia necesita medios independientes.
Lena
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