Foto: Lena Pettersson |
En la revista Interviú,
del 9 de enero 2017, hay un reportaje sobre Ávila: “ÁVILA. RUÍNAS DEL SIGLO
XXI” con el subtitular “Entre esqueletos de hormigón, la ciudad con más
viviendas vacías de España no digerirá su burbuja inmobiliaria hasta el año
2061”.
Como no está en abierto (a
nosotros nos lo han enviado por estar entrevistado un compañero de Equo Ávila),
y por si hay alguien aparte de mí a quien le resulta absurdo ver tanta mujer
desnuda o semidesnuda entre serios reportajes, voy a resumir el contenido aquí.
En tres Planes Generales de
Ordenación Urbana (de 1998, 2005 y 2010) el Ayuntamiento de Ávila proyectaron
dar cabida a una población de 100.000 habitantes, casi doblando los 58.000
censados. El último plan aumentaba el suelo urbanizable en más de tres millones
de metros cuadrados, y preveía más de 11.000 nuevas viviendas. Incluía una
estación de AVE, un hospital nuevo, un polígono industrial...Se pensaba que iba
a ser una “ciudad dormitorio” para gente que iría a trabajar a Madrid, o una
area de distribución logística. Y sin embargo, según Yolanda Vázquez, portavoz
del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Ávila, “No había planes
ni políticas que apoyaran ese esperado crecimiento de población hasta 100.000
habitantes”.
No se cumplieron los deseos de
los políticos: en 2011, según el Instituto Nacional de Estadística, Ávila era
la capital con mayor porcentaje de viviendas vacías de España: de un total de
34.465 viviendas, más de 8.000 (casi una cuarta parte) estaban sin ocupar, la
mitad de ellas de construcción nueva.
En 2015, según el Ministerio de
Fomento, se vendieron en Ávila 61 viviendas. Como subraya la revista, a este
ritmo, la ciudad no digerirá su stock inmobiliaria hasta el año 2061.
Así que esta quimera urbanística
ha creado grandes barrios “fantasma”, de edificios vacios o a medio contruir, y
donde antes había campo ahora hay calles con señales de tráfico, pasos de
cebra, y casetas de electricidad inútiles. El reportaje termina citando a
nuestro compañero Juan Carlos Rico, de Ecologistas en Acción (y de Equo):
“Se han hecho barbaridades: se
han tapado lagunas, asfaltado cauces, talado árboles para poner hormigón. El
Ayuntamiento creó montones de jardines que se dejan morir porque no se
mantienen. Es desolador”.
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