martes, 31 de enero de 2017

Encuentro sobre el Lobo Ibérico

El sábado pasado estuve en Oviedo, en el Encuentro sobre el Lobo Ibérico que había organizado Equo Asturias. Para mi fue muy interesante, y voy a intentar poner aquí algo de lo que contaron los tres ponentes.

Alberto Fernández Gil de ASCEL (Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico) hizo hincapié en la importancia ecológica del lobo. El lobo, como todos los grandes carnívoros, es una especie clave en la organización y estructura de las comunidades biológicas: está en la punta del pirámide alimentaria, y un cambio en su población tiene efectos en cascada en toda la cadena trófica.

Al escribir esto, recordaba este video que vi hace algún año, con el guión de George Monbiot. Tiene subtítulos en español.



La poblaciones de estas especies “apicales” suelen ser muy estables, ya que se autoregulan. En cambio, cuando empezamos a intervenir muchas veces nuestro “control” es contraproducente. Fernández Gil refería varios estudios que indican que para que los ataques al ganado realmente disminuyan habría que matar un porcentaje muy grande de lobos, con lo cual perjudicamos todo el ecosistema. Es decir, la conservación de los lobos es de interés general, aunque pueda significar un perjuicio para un colectivo determinado.

Para limitar el perjuicio a los ganaderos, las directrices para la gestión del lobo contemplan tanto el compensar los daños con indemnizaciones, como también potenciar medidas preventivas.

Para tener un poco de perspectiva, vimos varios datos. Estos son los que yo recuerdo:

- En el año 2008, en el parque nacional de Picos de Europa los ganaderos cobraron 7,5 millones de euros en diferentes subsidios de la PAC (Política Agrícola Comunitaria), mientras que las indemnizaciones totales por daños de ataques de lobos sólo fueron 19.000 euros.

- En Asturias, sólo 4% de las explotaciones ganaderas tenían algún expediente por daños causados por lobos (creo que en el año 2014 o 2015, pero no recuerdo bien). Para la absoluta mayoría de ellos sólo había un expediente, pero unos pocos tenían varias –¡hasta 65!  ...Un dato que indica que para estos ganaderos era más interesante cobrar las indemnizaciones que cambiar su manejo del ganado.

Cuando hablamos de la gestión del lobo, da la impresión que el problema de fondo es que no se evalua la eficacia de las medidas, sino se repiten ciertas “mantras”: que la matanza legal de lobos hace disminuír el furtivismo, que así ayudamos a los ganaderos, etc. Aunque los estudios científicos existenten muestren todo lo contrario.

Y no se nota en la política, pero según Fernández Gil la BIODIVERSIDAD es un concepto superior legalmente a otros objetivos.

Ignacio Martínez Fernández, de Equo Asturias, habló de los principales instrumentos legales para la conservación de la vida silvestre: el Convenio de Berna (1979) y la “Directiva Hábitats” –Directiva 92/43/CEE- que ha sido trasladado a la legislación nacional en la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y Biodiversidad.

Copio un párrafo de la página de ASCEL:

La Directiva Hábitats distingue el nivel de protección dentro de la Península Ibérica en base al río Duero. Incluye a los lobos al sur del Duero dentro de los Anexos II (“especies animales y vegetales de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de conservación”), y IV (“especies animales y vegetales de interés comunitario que requieren una protección estricta”). Los lobos al norte del Duero se incluyen en cambio en el Anexo V (“especies animales y vegetales de interés comunitario, cuya recogida en la naturaleza y explotación pueden ser objeto de medidas de gestión”). El término “gestión” no obstante no es sinónimo de explotación cinegética; hay más formas de gestión más allá de la caza.  
Martínez Fernández también explicó que, al contrario a lo que se suele oír, la población de lobos NO está creciendo (aunque sí se ha recuperado de su nivel más bajo en los 1970): según los censos nacionales en los años 1986-88 había 294 grupos de lobos, repartidos por un territorio de 100.000 km2, mientras que en 2012-14 había 297 grupos, en un area de 91.000 km2.
Insistió en que la Administración no puede actuar arbitrariamente, sino que tiene que justificar sus actuaciones. Y las justificaciones  no se pueden hacer sobre mentiras, sino tienen que basarse en estudios científicas.
Escuchar a José Manuel Arias Tascón, de Llaciana en León, hablar de su experienca como ganadero en territorio lobero, también sirvió para tener una perspectiva y entender que lo que realmente amenaza a los ganaderos profesionales no son los lobos, sino otros factores.
Según este ganadero, en el norte la gente siempre ha convivido con los lobos; es algo natural con lo que cuentan. Para prevenir ataques utilizan mastines, seleccionan razas adecuadas, tienen pastos de verano y de invierno, y sobre todo controlan los partos, para que sean en un lugar protegido, y que los terneros no lleguen a los pastos de la montaña hasta ya tener unos meses.
Mucho más que los lobos, dos cosas que para él son auténticos problemas son la dependencia a la gran industria, y la cada vez mayor escasez de pastos. Muchos terrenos que antes eran pastos comunales ahora se subastan por precios prohibitivos, o han desparecido debido a la burbuja urbanística.
“Una medida que sí sería importante, es que se facilitara la venta directa de carne”, decía Arias Tascón, y nos contó también sobre el proyecto de crear un sello de “carne de tierras de grandes carnívoros”.
Además, habló de otra burbuja, aparte de la urbanística: la burbuja de los conflictos: “Que nueve de cada diez ganaderos conviven con los lobos – esto no es noticia para los medios. En cambio, que un pequeño grupo de ganaderos gritan exigen matar los lobos sí lo es”.
Picos de Europa

...Y el mar.


Lena Pettersson

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