el artículo de Elisa Beni, publicado en eldiario.es hoy, "Me cagüen TTM":
"En una misma semana hemos asistido a la justificación de los autores de
unos hechos y a la detención jaleada de los de otros similares, sin
despeinarnos, y con la única diferencia de la tendencia ideológica que
movía a cada uno de los actuantes. Esta situación no es nueva en España,
lo que nos habla de una tendencia. Una tendencia peligrosa. Una
tendencia ante la que hay que reaccionar. La doble moral que recorre
nuestra opinión pública no es tal sino una prevalencia clara de una
tendencia ideológica y política sobre otra, de un discurso político
sobre otro, de un relato que se quiere supremacista sobre los demás. (...)
...Voy a hablarles de seres por igual reprochables desde lo moral, y puede
que desde lo penal, pero que han obtenido de sus acciones reacciones muy
distintas. Unos era servidores públicos y en un grupo de chat de 200
personas no sólo desearon la muerte de la alcaldesa Carmena, mostrándose
además xenófobos, racistas y nazis, sino que amenazaron gravemente al
compañero policía que les afeó la conducta y que finalmente les
denunció. Otro era un chaval independentista de 20 años que festejó en
su modesta cuenta de Twitter la muerte de Maza y dicen que amenazó con
unas puñaladas al delegado del Gobierno en Cataluña, Millo. A los
primeros salieron a defenderlos los sindicatos policiales y docenas de
abnegados comentaristas que han estado dispuestos a tragar con el
anzuelo de una supuesta privacidad del foro sin tener que contener las
arcadas. Al segundo le ha dedicado hasta un tuit el propio ministro del
Interior, orgulloso porque una detención haya acabado con el historial
de este peligroso individuo.(...)
...Nadie ha detenido a los policías fascistas y xenófobos, se ha preferido
poner escolta al amenazado. No se ha dudado en aplaudir una detención
del joven nacionalista que dudosamente se hubiera podido acercar a un
escoltado delegado gubernamental...
...La utilización espuria e ideológica de los denominados delitos de odio,
de los delitos apologéticos y, en general, de toda esa carga penal sobre
la opinión y su expresión que ya pesa en España está cobrando niveles
no sólo inaceptables sino directamente inasumibles. Estamos tocando
fondo y no respecto al odio sino respecto a la intolerancia de la
libertad de expresión.(...)
...La expresión discursos del odio es, como poco, equívoca, imprecisa y
maleable y según Vives puede que pretenda cubrir la falta de legitimidad
para castigar unas expresiones que no nos gustan pero que deberían
quedar amparadas por la libertad de expresión. (...)
Este texto me recuerda a otro que leí en La Marea: "Señales del horror" escrito por Cristina Fallarás. Después de enumerar los hechos que se mencionan en el artículo de Elisa Beni, Fallarás escribe:" Si no somos conscientes de que esto no son "casos aislados", sino los primeros síntomas de comportamientos que empiezan a cundir en nuestra sociedad, cuando los tengamos encima, cuando nos avasallen, será demasiado tarde.
ResponderEliminarRecuerdo demasiados episodios últimamente sembrados de aguiluchos, de banderas, de violencia y odio contra la diferencia, contra el bien,contra la construcción de un diálogo sensato y el ejercicio de esta pequeña, defectuosa forma de civilización a la que nos aferramos.
Hay una frase que se repite siempre en las peores masacres, los peores terrores perpetrados por seres humanos: ¿Cómo no lo habíamos visto venir?"