Igual que las ninfas de la mitología
griega que les han dado su nombre, las náyades -o mejillones de río-
protegen los ríos y otros cauces de agua dulce. Estos seres, que puedan
llegar a vivir 100 años, depuran el agua filtrándola. Una náyade puede
filtrar entre 20 y 60 litros al día.
Pero están en peligro de extinción,
porque su capacidad de depuración no es ilimitada: necesitan ríos
limpios, fríos y sombreados – y necesitan también determinadas especies
de peces para poder reproducirse.
Están amenazadas por la contaminación,
por el calentamiento global, y sobre todo por las especies exóticas
invasoras, que han terminado con los peces nativos en muchos ríos.
Tenemos ocasión de aprender más de ellas, en una charla en Ávila este jueves:
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