Hace unos 9 años alguien le abandonó en en el camino de Canto Gordo, junto a un frigoŕifico roto y unos trozos de pan seco.
Estaba muy flaco y asustado, aunque intentaba hacerse el valiente ladrando.
Mi hermana, que estaba de visita, se hizo amiga de él, y le llevó a mi casa, donde yo ya tenía dos perros.
Durante un mes le daba de comer fuera del jardín, hasta que me convenció a dejarle entrar y recibirle en acogida.
Y luego le tocó la lotería: le adoptó la hermana de Maruja, y durante todos estos años ha disfrutado de paseos, comida y cariño.
...
Ayer Maruja me envió un poema que su hermana ha escrito, dedicándolo a Yaki, y a todos los perros y a los que cuidan de ellos y les prodigan sus cuidados y su amor.
Me pareció tan bonito que he pedido permiso de publicarlo aquí:
MI perro
Apenas encuentro
palabras
para describir su
hermosura:
La cara despierta,
la mirada atenta,
los ojos oscuros,
brillantes,
ribeteados de negro
hacia las orejas,
caidas , peludas...
El hocico firme
la boca relajada
la nariz húmeda.
Su cuerpo recio,
es de color dorado.
La cola
hermosísima,
de abundante pelo
remata sobre el
suelo su figura.
Pero su mayor
encanto,
es que él, ignora
su belleza.
Y sin saber cual es
la causa
del amoroso
encuentro de miradas,
mira fijamente a
quien le mira,
con ternura.
Esperanza Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario