Esta mañana he tenido que llamar al Catastro en Ávila, por un problema del pago del IBI. Se había perdido el recibo por el camino, y cuando ayer al final me llegó, ya había finalizado tanto el periodo voluntario de pago, como el ejecutivo. Bastante preocupada, pensando en todos los amenazantes recargos, intereses de demora y costas del procedimiento de apremio, llamé al Catastro, donde me dieron el teléfono a Recaudación. Allí me respondió una chica muy amable, y muy eficaz. Entendió rápidamente el problema, por teléfono me hizo la domiciliación para el año que viene, y a los quince minutos ya me había enviado por correo electrónico un nuevo recibo con fecha acualizada, con el recargo mínimo.
Así debería ser siempre el trato en nuestros contactos con la Administración. Si lo fuera, hasta pagaríamos nuestros impuestos con más alegría.
Lena
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