Esta mañana me he enterado de que otra vez el ayuntamiento ha ido a Madrid a comprar las sardinas para las carnavales, en lugar de comprarlas en la pescadería que hay en el pueblo.
Si somos benévolos, podemos pensar que el alcalde y sus concejales no entienden un principio básico de desarrollo local: que si hay posibilidad de comprar unos productos o servicios en el pueblo, debemos hacerlo. Como decía Concha en el artículo que escribió para Plazuela hace un año: "un euro gastado en el pueblo se convierte en dos", y nos beneficia a todos.
Pero aquí el ayuntamiento, que debería ser un (buen) ejemplo, organizan ferias de artesanía sin invitar a los artesanos del pueblo, organizan cursos de inglés trayendo profesores de una academia de Avila, gastan tiempo y gasolina yendo a Madrid a comprar sardinas...
Si somos menos benévolos, nos puede llamar la atención que los profesionales a quienes se ignoran, solemos ser personas que no votamos al PP, y que no disimulamos este hecho.
La verdad es que si uno lee el artículo sobre "Clientelismo político" en Wikipedia, parece que están describiendo Navaluenga (y, tristemente, muchos de los pueblos y ciudades en España):
"El clientelismo político es un intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
En un sistema de clientelismo, el poder sobre las decisiones del aparato administrativo del Estado se utiliza para obtener beneficio privado; elpatrón —sea directamente un funcionario, u otra persona dotada de suficiente poder como para influir sobre los funcionarios— toma decisiones que favorecen a sus clientes, y que estos compensan con la perpetuación en el poder del funcionario implicado o de su entorno. La relación puede fortalecerse mediante la amenaza de utilizar esa misma capacidad de decisión para perjudicar a quienes no colaboren con el sistema..."
También quiero citar una parte del resumen de un artículo de Pablo Alonso González y Alfredo Macías Vazquez ("Neoliberalismo corporativo y clientelismo en España -Etnografía de la financiación europea del desarrollo rural a través de un proyecto fallido", por llamar la atención sobre un aspecto importante:
"...el
neoliberalismo corporativo español, a medio camino entre formas
tradicionales de clientelismo y el libre mercado. Un fenómeno híbrido que
criticamos pero desconocemos,en el que comunidades cómplices distribuyen
recursos públicos sin rendir cuentas a una ciudadanía que parcialmente ignora,
tolera y participa –activa o pasivamente– en el proceso..."
Es decir, si no fuera porque todavía la "ciudadanía" - o la mayoría de la gente- "parcialmente ignora, tolera y participa" en un sistema de clientelismo, este no podría perdurar.
Lena
No hay comentarios:
Publicar un comentario