viernes, 4 de septiembre de 2015

Seguimos destruyendo la base de nuestra existencia: la perdida de suelo fértil

En mi pequeña entrada sobre los transgénicos cité a George Monbiot. Y cuanto más leo de él, mejor me parece. Combina el rigor (cuenta que lee una media de 600 de páginas para cada artículo que escribe) con un estilo cláro, elegante, y personal.

Hoy quiero citarle escribiendo sobre uno de los temas que más me interesan: el suelo.

“Casi todos los demás temas son superficiales en comparación con la pérdida de suelo fértil. Entonces, ¿por qué no hablamos de ello?”

2015 es el Año Internacional del Suelo, pero casi nadie lo sabe. Yo me enteré sólo hace unas semanas.

Monbiot a su vez cita un texto sanscrito escrito unos mil quinientos años antes de Cristo, que dice:

De este puñado de tierra depende nuestra sobrevivencia. Si la manejamos bien nos dará comida, combustible y abrigo, y nos rodeará de belleza. Si la abusamos, la tierra se colapsará y morirá, y nosotros con ella”.

Y nos recuerda que ese puñado que el maestro védico mostró a sus discípulos contiene más microorgansimos (que son los que juntos dan a la tierra su fertilidad) que todas las personas que han vivido en este planeta.

Aunque no nos queramos enterar, la situación actual es extremadamente grave: la ONU estima que para alimentar a la creciente población mundial (se calcula que en el año 2050 habrá unos 9 mil millones de habitantes) se necesitaría un añadido de 6 millones de héctares de tierras de cultivo cada año. Pero en lugar de eso, estamos perdiendo (muchas veces destruyendo) anualmente el doble, 12 mil millones de héctareas, de suelo fértil. Si seguimos así, en unos 60 o 100 años (dependiendo de en qué parte del mundo estamos) ya no quedará tierra donde cultivar nuestros alimentos.

¿Cómo estamos destruyendo la tierra? Pues talando los bosques, cubriendo el suelo de asfalto, esparciendo venenos, y utilizando métodos de cultivo erróneos.

Pero como Monbiot subraya: HAY SOLUCIONES. Menciona las técnicas de no-labor (de no arar o cavar la tierra), y de cobertura del suelo – técnicas que hace treinta años eran defendidos por algunos de los más radicales de los horti- y agrocultores ecológicos, y que ahora están extendiéndose también entre agricultores anteriormente convencionales (pienso en documentales que he visto y textos que he leído tanto de EE.UU. y Francia, como de muchos países africanos y asiáticos. A España, sin embargo, todavía parecen estar confinados al “mundo alternativo”).

También menciona la Permacultura, que en palabras de Monbiot significa “trabajar con sistemas naturales complejos, en lugar de intentar simplificar o reemplazarlos”.

He pensado que como leo bastante sobre estos temas, la mayoría de las veces en inglés, voy a empezar a traducir y resumir algunos de los textos más interesantes, e incluso a veces explicar como intento poner en práctica los principios de los que hablan (de forma imperfecta, pero aprendiendo de mis errores todo el tiempo...)

Y ¿qué podemos hacer la gente para contribuir a la solución de este problema? Si realmente lo tomáramos en serio, creo que cambiaríamos muchas cosas de nuestras vidas. Para empezar, podemos intentar informarnos (lo que significa cierto esfuerzo e iniciativa, ya que es no un tema que suele aparecer en los grandes medios de comunicación), cultivar nuestras huertas y járdines de forma más ecológica, y asumir nuestra responsabilidad a la hora de consumir. Y, además, poner presión a políticos y empresarios para que empiecen a dar prioridad a nuestra supervivencia a "largo" plazo (en realidad, no tan largo...) en lugar de al crecimiento económico a toda costa - o, en palabras de Monbiot (última cita para hoy) que cambien su “compromiso “macho” con la destructiva mentalidad corto-placista que resiste toda prueba y toda lógica”.

Lena

* El artículo de George Monbiot se titula “Ploughing On Regardless” – algo así como “Seguir arando sin consideración” y fue publicado el 25 de marzo de 2015.


Camille Pissarro (Francia 1830-1903), "La Carriola" (1881)

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