jueves, 4 de junio de 2015

Suecia

Durante la última semana ha habido poca actividad en este blog, debido a que yo he estado en Suecia, mi país de orígen, y que Maruja también ha estado ocupada.

Como soy un poco lenta, todavía no he aterrizado del todo en esta situación nuestra de sequía, calor y cambiante panorama político (aunque en Navaluenga: no tanto como queríamos...).

En algún momento pensé que me gustaría escribir un "articulillo" sobre mi estancia en Suecia, pero dudo que tenga tiempo para hacerlo. En lugar de eso, unas brevísimas anotaciones sobre un par de cosas que me han llamado la atención.

Primero: la cantidad de flores, de árboles, de arbustos que hay por todos lados. No sólo en el campo, sino también en la ciudad (Estocolmo). Esto, junto con unos medios de transporte públicos relativamente buenos, y una extensa red de carriles para bicis (que hace que no hay tanta invasión de coches como en España) crea una ciudad más humana y reduce la necesidad de salir de ella cada fin de semana o cada día de vacaciones (el fenómeno de los "puentes" cuando casi todo el mundo se lanza a la carretera no existe en Suecia)

Segundo: Lo fácil que es encontrar productos ecológicos y de comercio justo en los supermercados normales (al menos en "Konsum", una de las cadenas más importantes). Practicamente todo lo que normalmente necesito puedo comprarlo bajo estos criterios (y sin embargo, la hija -de veinte años- de un amigo mío me dice que entre gente de su edad no les suelen interesar estos productos).

Luego sigo (quizá).

Pequeños jardines preciosos por todos lados; este, camino de "mi casa" a la estación más trenes de cercanía.
Practicamente cada vez que salía de una estación de metro, veía alguna tienda o puesto de flores.

Lena

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