viernes, 10 de noviembre de 2017

Productos cancerígenos en los cultivos de fresas

Sigo trabajando con el tema de los pesticidas y los cultivos de fresa en Ávila, leyendo y viendo practicamente todo lo que encuentro sobre ello.

Por eso ví el otro día un reportaje (en Youtube) del canal de televisión "la 8" hecho hace 5 años. En él sale el dueño de uno de las pocas empresas que cultivan fresas para cosecharlas aquí, y no para enviar las plantones a Huelva. 

Cuenta que los primeros años cultivaron en ecológico, pero lo dejaron de hacer por falta de demanda.

Yo pienso que si la gente supiera cómo se cultiva esta fruta normalmente, si buscarían fresa ecológica. Sin embargo, es difícil que lo sepan, porque practicamente todos los reportajes y notas sobre este cultivo es de un edulcorado extremo, presentándolo como una actividad que sólo trae beneficios a nuestra provincia.

Por mi parte no compraré NUNCA fresas españolas "convencionales", es decir, que han sido tratadas con una larga lista de productos químicos.

Hace una semana fui al Valle de Amblés, cerca del pueblo de Salobralejo, para ver unos terrenos que están siendo preparados para recibir plantones. En esta foto se ve uno:


Está al lado del camino y está cubierto de una grande lámina de plástico, cuyos bordes están bien metidos en la tierra. En este campo no hay ninguna señalización, pero  sí encuentro un cartel en otro campo, pasado la nave de la "S.A.T Condado de Huelva".



"PELIGRO - GASES MUY TÓXICOS" dice. Y sí son muy tóxicos los gases que están debajo de los plásticos,  que contienen las dos sustancias cloropicrina y 1,3-dicloropropeno.

No quiero acercarme más,  porque sé que el límite legal de concentración en el aire está puesto en 0,1 ppm (partes por millón) en EE.UU, pero no se detecta el olor hasta ser la concentración once veces más alta, 1,1 ppm. Y si uno se expone a una concentración de 2,0 ppm, puede morir. Afecta sobre todo a los ojos, a los pulmones y al estómago.
Y la otra sustancia, el 1,3-diclopropeno, está clasificado como "probablemente cancerígeno para los humanos" en EE.UU (se ha demonstrado que causa cancer de vejiga y pulmón en animales).

De hecho, en 2007 la Comisión Europea las consideró tan peligrosas -para las personas, los animales, las aves, los insectos polinizadoras,  los organismos en el suelo y en el agua, etc- que las prohibió.

Sin embargo, el Gobierno español sigue emitiendo "Autorizaciones especiales"-solicitadas por las CC.AA.- para usar estas sustancias año tras año. 

En teoría sólo lo podría hacer en caso de una plaga especialmente virulenta que haya sido imposible combatir de otra forma. En la práctica, las autoridades y empresarios parecen considerar toda la vida en el suelo como una "plaga" que compite con el cultivo.

Porque debajo del plástico los gases están matando todas las bacterias, hongos, nematodos etc, que son los que hacen que un suelo sea fértil y que ayudan a las plantas a resistir enfermedades y ataques de insectos.

A pesar de que he leído mucho sobre este tema, me impresionó ver esta forma de manejo de la tierra de tan cerca. Pensar que allí se estaba destruyendo suelo -un recurso escaso que la ONU estima sólo durará entre 60 y 100 años más si permitimos que la destrucción siga a este ritmo- envenenándolo para producir ALIMENTOS, me resultaba monstruoso, escalofriante.

Ya lo han dicho muchas personas, y creo que es verdad: el objetivo principal de la mayor parte de la agricultura industrial no es producir alimentos, sino producir DINERO. Sobre todo para las grandes empresas fabricantes de agroquímicos.


Lena Pettersson

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