jueves, 15 de diciembre de 2016

Lavado verde por parte del Gobierno en su discurso sobre energía

Hoy Rosa Martínez también ha publicado un artículo en eldiario.es, donde denuncia el "lavado verde" del Gobierno en temas de energía; es decir, que dan unas "pinceladas verdes" al discurso, para poder seguir más o menos igual:

...."Apropiándose de una narrativa y un lenguaje que empiezan a ser parte del sentido común (cambio climático, descarbonización, renovables, eficiencia, etc.), el ministro Álvaro Nadal pretende reunir a todas las fuerzas políticas en torno a un pacto de estado de la energía en el marco de los objetivos de reducción de emisiones y la necesidad de una transición energética. Sin embargo, visto lo visto esta semana en la comparecencia en comisión, el objetivo de esta legislatura es darle unas pinceladas verdes a todo lo hecho, lo justo para cumplir con los deberes que nos ponga la Unión Europea pero sin que suponga ninguna reforma de calado en nuestro modelo energético. (...)

Entre algunos de los mensajes que dejó el ministro destacaría el de renovables sí, pero las justas y con calma (amparado en el falso mantra que "son una carga para el sistema"). Un discurso anacrónico que se deja en el camino los múltiples beneficios de apostar decididamente por las energías limpias (empleo, liderazgo en I+D, riqueza industrial, reducción de emisiones). El autoconsumo es, según pudimos escuchar, además de elitista, la mayor amenaza a la que se enfrenta el sistema eléctrico. Detalladas explicaciones técnicas y tecnocráticas interesadamente hiladas y parciales apoyaban la tesis del ministro. Toda una declaración de intenciones de hasta dónde está dispuesto el ministro Nadal a "dialogar" sobre energía.
El esfuerzo por reducir la transición hacia un modelo energético limpio a una cuestión meramente técnica fue muy evidente. Para el Partido Popular la transición energética es un debate que debe centrarse únicamente sobre tecnologías, costes y megavatios donde hay que dejar las ideologías de lado. Falso. Estamos ante una cuestión política de primer orden: la democratización de la energía. La cuestión no es renovables sí o no, sino en manos de quién las ponemos ¿quién va a controlar la producción de energía limpia, la gente o el oligopolio?
Y este es un debate que de ninguna manera se puede robar a la ciudadanía. No hay nada más político que decidir quién y cómo produce la energía, con qué coste social y ecológico, y si prevalece el interés general o el beneficio económico desorbitado de unos pocos. (...)"


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