domingo, 18 de diciembre de 2016

Biocidas: la cipermetrina

Hace unas semanas fui a Valladolid con un compañero de Equo Avila para ver a nuestro representante en las Cortes de CyL, José Sarrión (IU-Equo). Sobre todo ibamos a hablarle del tema de los agrotóxicos (oficialmente: “productos fitosanitarios”) que se usan habitualmente en los cultivos de fresas en nuestra provincia a pesar de estar prohibidos en la Unión Europea. Los agrotóxicos en cuestión se llaman 1,3-diclopropeno y cloropicrina. El primero está clasificado como “probablemente cancerígeno para humanos” por la Agencia Ambiental de EE.UU (EPA).(entre otros riesgos) He escrito sobre esto anteriormente: 

Como para darme aún más motivación cara a la reunión, al pasar por el pueblo me encontré con una persona joven que conozco un poco, pero que no había visto en mucho tiempo. Me contó que había tenido cancer, que había recibido un transplante de médula, y que afortunadamente estaba respondiendo bien. Hablamos de todas las sustancias químicas a las que estamos expuestos.

El viernes pasado, mientras la lluvia caía sin parar al otro lado de la ventana, me entretuve en mirar otra vez la larga lista de Autorizaciones Excepcionales de sustancias prohibidas, debido a “Situaciones de emergencia en materia fitosanitaria”. También miré los registros oficiales, de España y de la Unión Europea, de biocidas, es decir de sustancias que matan la vida.

Asusta. Son MUCHÍSIMAS. En el registro de la agencia europea ECHA hay 1.181 biocidas registradas (una pequeña parte del total de 16.996 sustancias químicas...). Y a pesar de todos los registros, y todas las páginas que hay en internet, no es tan fácil encontrar información útil.

Me dio por intentar informarme acerca de una insecticida que por lo visto es de las más utilizadas: en diferentes cultivos, en el desparasitado de ganado y mascotas, como protector de madera, en las casas... : la cipermetrina, perteneciente al grupo de los piretroides.

No la encontraba en el registro, hasta que a través de una página de FAO me enteré que también se llama α-cyano-3-phenoxybenzyl 3-(2,2-dichlorovinyl)-2,2-dimethylcyclopropanecarboxylate (nombre imposible de recordar, al menos para mí). Bajo este nombre sí apareció en el registro, donde tenía una ficha (sólo en inglés) con cuatro símbolos de advertencia: Peligroso para la salud. Altamente peligroso para la salud. Peligroso para el medio ambiente. Toxicidad aguda. Si se inhala puede dañar los orgános, en contacto es irritante para la piel, posiblemente afecta también al sistema reproductivo, y hay indicios de supresión inmunológica...Es altamente tóxico para peces y organismos acuáticos, y para las abejas. Se considera que tiene una baja toxicidad (directa) para mamíferos y aves. Sin embargo, debido a que la cadena alimenticia aumenta la concentración, puede causar estragos. En otro artículo leí sobre un estudio que mostraba que sólo 20% de herrerillos comunes habían sobrevivido después de rociar un bosque con cipermetrina....

Y por lo que me cuentan mis amigos más entendidos en estos temas, la cipermetrina es una de las sustancias menos dañinas, de todas las que se utilizan en el campo.

Estamos expuestas a un “coctail” de sustancias químicas muy peligroso, a través del aire, del agua, de diferentes materiales, de la comida...

Por mi parte, al menos en lo que respecta a la comida, no quiero contribuir a esta locura de esparcir veneno tan alegremente. Así que después de haberme leído todo eso, salí bajo la lluvia a sacar un par de puerros de la huerta, y unos tubérculus de Helianthus, que eché en una olla junto con quinua cultivada de forma ecológica, y pagada con un precio justo (a través de Oxfam-Intermon)...

Seguiré escribiendo sobre este tema, que me parece muy importante.

Lena

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