CHARLA SOBRE
EL DESEO SENSUAL
El pasado
viernes 19 de febrero asistimos a una nueva charla tertulia (de nuevo en la
academia de Lena), para desarrollar la temática sobre el “Deseo Sensual” desde
una perspectiva budista, cuya acertada introducción corrió a cargo de Mar
Gómez.
Ya en este
mismo blog, Mar nos adelantó que Buda dijo que hay cinco estados mentales
enemigos de todo el mundo: Deseo sensual, aversión (odio o mala voluntad),
pereza y letargo, inquietud y duda. Pero de entre los cinco los dos primeros
parecen los más graves, de ahí que la charla se centrase en el primero de
ellos. Planteaba Mar que la satisfacción del deseo sensual produce un placer
momentáneo, lo cual termina generando sufrimiento cuando queremos poseer
conservar y experimentar placer una y otra vez.
Los allí
presentes sacamos tantas cosas de nuestro interior que, en un momento dado, más
se asemejaba a un grupo de psicoterapia, lo cual me pareció fantástico porque
demostraba que, de una u otra manera, y en mayor o menor medida, todos somos
víctimas del deseo sensual.
También se
habló, por derivación, de las diferentes maneras de reaccionar ante el
sufrimiento, y en eso hubo disparidad de criterios, ya que si bien la filosofía
budista encamina al que sufre a aceptar el mal como parte de la propia
existencia, siempre resulta difícil contrarrestarlo con aceptación y no
reaccionar ante lo que entendemos debe reclamar nuestra acción frente a la
opción de la no acción.
Esto,
inevitablemente, me recordó las palabras de Su Santidad el XIV Dalai Lama
pronunciadas el 8 de octubre de 2003 en la sede de FRIDE de Madrid, un think
tank europeo independiente para la acción global, que aquél día nos reunió
alrededor de cien personas para escuchar la conferencia “Una aproximación
humana a la paz mundial”. Decía el Dalai Lama que “El uso de la fuerza (como
medio para resolver conflictos) o para destruir al oponente conlleva tu propia
destrucción a largo plazo”, aunque también reconoció que, en ocasiones, la no
violencia no era siempre el camino más apropiado.
Al terminar la
conferencia, Ángel López Soto, fotoperiodista y fotógrafo personal del Dalai
Lama, me lo presentó al tiempo que le comentaba que ambos, Ángel y yo, éramos
los autores de un reportaje en la revista MC de Mario Conde, que dirigí un
tiempo atrás, y que se titulaba “El exterminio del Tibet”, ilustrado con unas
extraordinarias y durísimas fotografías de Ángel hechas a los héroes que
escapan del Tibet camino de Dharamsala, sufriendo en el camino los rigores de
la montañas heladas. El Dalai Lama estrechó mi mano entre las suyas, agradeció
desde lo más profundo la publicación de aquél reportaje (que fue fotocopiado y
traducido a varios idiomas para que los viajeros a Dharamsala fueran
conscientes del sufrimiento de los que llegan allí escapando de la invasión
china) y, mirándome a los ojos, dijo: “Aceptar el sufrimiento sólo es posible a
partir de la aceptación de uno mismo”.
Agradezco a
Mar que su idea de charla me trajera tan buenos y magnánimos recuerdos, y
también agradezco a Lena que abra la puerta de su academia para permitirnos, a
los asistentes a este tipo de charlas, unos momentos mágicos en la intimidad de
un grupo con aspiraciones a ser habitantes de Navaluenga a la par que
ciudadanos del mundo.
JAVIER BLEDA
Javier me ha conmovido tu artículo, ya que lo siento escrito desde el corazón. Me conmueve cuando somos capaces de manejar el intelecto desde esa parte. También hay que ser muy valiente para ello... ahí estamos, poquito a poco (lo digo por mí). En una palabra "MACANTAO"
ResponderEliminarMuchas gracias Javier por tu contribución. Me identifico plenamente con eso de aspirar a ser habitante -o vecina- de Navaluenga a la par que ciudadana del mundo.
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