martes, 16 de junio de 2015

Pequeña reflexión después de una visita a Madrid

Ayer fui a Madrid, para comer con mis amigos de Ecooo. Cada dos o tre meses suelo ir allí a verlos, para dejarme inspirar y animar por la pasión e inteligencia que distingen su trabajo, y por su cariño y generosidad para compartir.

Me gusta caminar, y al llegar (en autobús) a Principe Pío, casi siempre subo por la Cuesta San Vicente, paso por delante del Palacio Real, y un poco más adelante tiro en la dirección de La Latina y Lavapiés, donde se encuentra el Edificio Savia.

Pero ayer decidí romper con este hábito. Me dí cuenta que el río Manzanares está muy cerca de la estación, y que nunca he pasado a saludarlo. Así que, como tenía tiempo, me fui en la dirección contraria a la habitual.

De esa forma llegué a ver parte del ”parque” que hay allí, con sus anchas calles peatonales y sus árboles en perfectas lineas rectas. No me gustó mucho, y sin embargo me gustó ver algo diferente. Luego crucé el Paseo de la Virgen del Puerto y subí por el Parque de Atenas y pasé por unos sitios muy ”poéticos” (que mueven cosas por dentro de uno) con escaleras antiguas, árboles grandes y jardines frondos, edificios bellos..., antes de irme zigzaceando hasta Lavapies.

Y gracias a que buscara otra ruta, llegué también a descubrir ”Bajo El Volcán” una pequeña librería (y tienda de discos de vinilo) especializada en comics, libros sobre música y cine, y literatura. Hablé un poco con el hombre que trabajaba allí, preguntando en qué criterios se basaba la selección (que me parecía muy buena) en la sección de literatura. ”Los libros que a nosotros nos gustan”, me contestó.

Me pareció un criterio estupendo, y algo que contribuía al buen ambiente que se percibía en el pequeño local.

En Avila, una ciudad de unos 50 000 habitantes (?), que yo sepa sólo existe una tienda -”Opalo”- que se puede considerar una librería. Las otras que he visto son papelerías donde también se pueden pedir algún libro en el mostrador, pero no pasarse tiempo explorando y ojeando libros (que creo que todos los amantes de los libros nos gusta hacer).

¿Alguien me podría explicar a que se debe ese hecho?

Mi pequeña reflexión a raíz de mi visita a Madrid es que es importante intentar romper los hábitos de vez en cuando, desviándonos de los surcos por los que nuestros cuerpos y nuestros pensamientos se mueven por rutina.

Y aún más de las calles principales a que nos lleva el afán de consumir, y de las autopistas de opinión a las nos llevan los titulares de periódicos y telediarios (y la pereza intelectual, además de la presión social).

Hay unos mundos apasionantes fuera de allí.


Lena

1 comentario:

  1. Me gusta tu forma de vivir y de ver Madrid, es otra perspectiva, otro punto de vista,a la que no estamos acostumbrados los que visitamos las grandes calles comerciales que nos invitan o incitan al consumo.También disfruto de estas otras calles alternativas, como la zona de Lavapies, donde, por cierto, una amiga que ha leído este texto me comenta que en la calle Argumosa hay una cafetería-librería dónde puedes ojear y comprar libros a la vez que tomar un café.
    Maricarmen

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