El sábado pasado era fiesta en Madrid, el 2 de
mayo, por lo que Navaluenga estaba llena de madrileños con ganas de pasar el
fin de semana disfrutando de la naturaleza que ésta ofrece.
Tengo un grato recuerdo de la dehesa, cuando de
pequeña iba con mi tío Manolo y mi tía María a por leña y me llevaban con ellos
subida en el carro, revivo sensaciones llenas de emoción y huelo el enebro como
si en este momento estuvieran mi tío partiendo la leña; internarme por la
dehesa es volver emocionalmente a esos momentos de mi niñez.
Mientras daba mi paseo matutino por la recta de
la dehesa, vi a dos personas que iban montando en bicicleta por el interior de
ésta; no me pareció bien, considero que no es importante ni tiene ninguna
relevancia, la vida sigue adelante me parezca bien o no, mientras pensaba todo
esto, también sopesé si escribir esta nota o no, y sabiendo lo poco
importante que es para que la vida siga adelante, decidí hacerlo por una
cuestión egoísta: esa parte de dentro de mí que remueve emociones no gratas…
Como decía, iban pedaleando por dentro de la
dehesa, no por el camino que hay de toda la vida, si no por campo a través,
reconozco que me puse en el futuro e imaginé que pudiera convertirse en una
zona transitada por bicicletas, motos, quads, etc. abriendo sendas más grandes
para que el ser humano podamos desarrollar las actividades que “nos pide el
cuerpo”… más bien la cabeza (aunque no nos demos cuenta de ello)… reconozco que
siento un poco de miedo de estos deseos que tenemos los humanos de llegar a
todos los lugares de la Tierra, y si están vírgenes más atractivos aún para
algunas personas que desean descubrir…(la verdad no sé muy bien qué estímulos
buscan, pero van hacia adelante viajando a los lugares más recónditos
para cumplir los deseos que marca la mente), y esto, para mí, es porque
no nos han enseñado a estar presentes, a viajar dentro de nosotros mismos, por
lo que se nos genera un gran sufrimiento, seamos o no conscientes de él. Esto
hace que seamos impulsados a buscar actividades para desarrollar “y cuando
descubramos que el sufrimiento lo impregna todo, descubriremos también nuestra
obsesión por evitarlo. Es precisamente para evitar tener que afrontar el hambre
que subyace –hambre de contacto, de amor, de alimento, de felicidad o de
comodidad – que elaboramos sofisticados dramas sobre nuestras rutinas, sobre
nuestros deseos y sobre nuestras relaciones y que terminamos perdiéndonos en
ellos” (El camino de la meditación interior, de Joseph Goldstein y Jack Kornfield)
Pienso que nos viene muy bien hacer examen en
todos los aspectos de la vida que podamos, pidiendo que la vida nos dé claridad
para que la ignorancia se eche a un lado y poder llegar a las sutilezas más
profundas que hay dentro de un@ y así poder ver y elegir qué podemos
cambiar y qué no (si no es el momento) .Los humanos estamos “sembrando”
con nuestras acciones actuales semillas que pueden germinar o no en el futuro.
Mar.
Muchas gracias, Mar, por compartir tus reflexiones aquí en Plazuela. Coincido contigo en muchas ideas, aunque en este caso concreto no estoy del todo de acuerdo (como ya sabes). Pienso que no es grave que dos ciclistas se hayan apartado del camino; la Dehesa es un lugar maravilloso, y aparte del "camino de toda la vida" hay también muchos senderos que el ganado ha abierto. Que caminemos, o incluso alguna vez alguien pase en bici por ellos a mí no me parece mal (ahora ya no están las cabras, y el ganado grande todavía no ha entrado). Lo que sí me parece importante es que no entren ni motos, ni quads, ni todoterrenos. Justo de eso hemos hablado Maruja y yo esta tarde en nuestro paseo por este paraíso (... quizá aparecerá otra entrada pronto sobre este tema).
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que no es importante que de vez en cuando pase alguien, el problema es hacerlo desde la ignorancia, no darnos cuenta de lo que estamos haciendo, si uno lo hace poniendo toda su atención, pasará una vez de vez en cuando, el problema es, como digo en la entrada de Maruja, en que somos muchos y dudo que todos los que lo hacen se den cuenta de lo que están haciendo, de hecho la respuesta a Maruja fue porque a través de ella, Álvaro se dio cuenta, y respondió de una forma adecuada. Cada vez vienen mas personas a Navaluenga, y si lo se actúan sin atención al organizar sus excursiones, pienso que el futuro será difícil para el entorno en el que vivimos. Por esta razón, se me ocurre que en el futuro se haga mucha publicidad por parte del Ayuntamiento a este respecto.
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