Vivimos en un mundo lleno de contradicciones (o incoherencias, o
hiprocresía...). A mi me cuesta mucho entenderlo; muchas veces no lo consigo.
Escribir en este blog me ayuda a aclararme sobre lo que sé, lo que intuyo, de
lo que tengo una vaga indea, lo que ignoro...
Por ejemplo, ignoro en gran parte cómo funciona el sistema sanitario. Pero
de lo que sí me doy cuenta cada vez más es de lo importante que es tener una
buena (y universal) sanidad pública. Porque por mucho que intentemos
mantenernos alejados de médicos y hospitales, cuidándonos todo lo que podamos,
antes o después vamos a necesitar acudir a ellos.
Esta mañana tenía cita en Traumatología en el Hospital de Sonsoles – para
la revisión de una fractura de rodilla de hace un año, y también para ver el
resultado de una resonancia magnética que me hicieron en enero (si no fuera por
la intervención de la amabilísima secretaria de Traumatología, tendría la cita
para setiembre en lugar de ahora en abril). Como tenía que hacerme una
radiografía antes, y eso sí fue rápido, llegué un poco antes de mi hora. La
sala de espera estaba llena de gente (unos cincuenta, más o menos), la mitad
sentados, y la otra de pié. A la hora y pico de esperar se me acabó el librito
que había traído, y empecé a hojear una de las revistas que había en el
mostrador contra el que me apoyaba. “Avila en salud” se llamaba, y el papel y
la impresión estaban dignos de una exclusiva revista de obras de arte. La
editaba SAMI XXI – Servicio de Atención Médica Integral SL. Las personas que aparecían
en las fotos de los artículos sobre faringítis, dolor de espalda, alimentación
(con información muy general), sexualidad, etc, eran todos jóvenes, de pieles
sin ningún grano, pelos relucientes, y cuerpos perfectos (aunque el director de
SAMI sí parecía gordito, llevaba gafas y no se le veía muy deportivo...).
Después de más de dos horas me tocaba entrar en la consulta (antes yo y
otra mujer habíamos intentado saber cuántas personas había antes de nosotras,
sin éxito. Al final a la otra le tocó su turno justo a tiempo para no tener que
renunciar a la cita – para la que había esperado seis meses - para irse corriendo a firmar algo en una notaría).
El traumatólogo que me atendió me parece uno de los muchos “heroes” de la
sanidad pública. Yo le estoy muy agradecida, porque en gran parte es gracias a
él (y la secretaria, y la fisioterapeuta de Burgohondo) que puedo caminar ahora
sin cojear. Hoy la consulta fue muy rápida, pero me sentía muy bien atendida.
Me sentía vista, y escuchada, por una persona humana y muy buen profesional. Y
yo oía que con esa amabilidad atendía a todas las personas, una tras otra, una
tras otra, durante toda la mañana.
Pués eso, un heroe.
Volviendo a la revista, y a SAMI. Que es una empresa que en Avila ofrece
“una medicina más accesible, humana, integral, de mayor nivel
científico-técnico”, etc. En Palencia en cambio (según veo en internet) parece
dedicarse a vender artículos de droguería, de limpieza, de equipamiento de
hogar de de construcción, etc.
Lena
Totalmente de acuerdo, yo siempre lo he defendido, pueden faltarte muchas cosas, necesitar, sufrir... pero solo cuando te falla la salud es cuando valoras lo importante que es tenerla para dedicarte a todas las otras cuestiones importantes...Sanidad pública y de calidad, personal, abierta y avanzada y realmente esto está en manos, de un programa que se cumpla, por ello como decía Lena, tendremos que ojear esas propuestas electorales en las que se cuida un sistema sanitario digno y ser partícipes en el apoyo que nos corresponda.
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