martes, 14 de agosto de 2012

Enfocando la mirada...



En mis días buenos a menudo pienso que estamos rodeados de belleza, aunque a veces no prestamos atención a ella.

Luego pienso que también estamos rodeados de fealdad; que como nunca vemos la realidad en su totalidad, sino sólo fragmentos, depende de cómo enfocamos la mirada.

Personalmente, como siempre me ha gustado el campo, allí siento que paso por lugares muy bellos y otros que simplemente lo son un poco menos.

Sin embargo, en los pueblos y ciudades, donde la intervención humana es mayor, la cosa cambia. Allí hay lugares, rincones, y detalles elegantes, poéticos, interesantes o divertidos – pero también los hay decididamente feos.

 
Estos últimos días he pasado por el pueblo enfocando mi mirada a sus lados feos (bueno, no sólo), en concreto a las fachadas ciegas  - fachadas medianeras que están esperando que algún día se construya un edificio al lado y que por esa razón se dejan simplemente enfoscadas, en el mejor caso, o de bloques vistos en el peor. Hay una cantidad de ellas.


Qué triste aspecto tienen.















En cambio, las calles donde las casas están pintadas o forradas de piedra, donde la gente habita, donde hay algún tiesto con flores, o ropa tendida ondeando un poco en el aire – aun sin ser nada especial me parecen entrañables, son lugares con vida y personalidad.

¿En la planificación urbanística hay algún criterio de estética o armonía? ¿No debería haberlo?

Lena

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