domingo, 22 de septiembre de 2019

Los daños por inundaciones: la gestión urbanística y del territorio tiene más culpa que el cambio climático

La lluvia del pasado viernes
Aquí en Navaluenga hasta ahora hemos estado a salvo de la mayoría de los desastres naturales, y al menos yo recibo todavía las lluvias con mucha alegría. En otras partes en lugar de alegría han causado destrucción.


Aunque las últimas lluvias han causado problemas en varios municipios abulenses, por supuesto no es nada comparable con los siete muertos y 3.500 desplazados que ha dejado la DANA (Depresión Alta en Niveles Altos, más comunmente llamada “gota fría”) en el sureste del país.


Ha habido mucha cobertura mediática sobre las emergencias, con fotos y videos impactantes. Y varios artículos en los que se ha preguntado si la virulencia de las lluvias es debido al cambio climático, con unas distinciones bastante difíciles de entender por los que no somos expertos: porque a pesar de que el calentamiento global ha hecho subir la temperatura del mar, y ha aumentado la concentración de vapor del agua en la atmósfera, y que hay un amplio consenso de que podemos esperar fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes e intensos, también se citan a varios meteorólogos que afirman que no se puede saber si esta DANA en concreto tenga que ver con el cambio climático. 
 

La verdad es que yo no lo entiendo, pero creo que tampoco me importa mucho.


En cambio, no abundaba la información sobre lo que sí me importa, a saber: ¿por qué los efectos han sido tan desastrosos, y que se puede hacer -y que se hace- para que estos que fenómenos no causen tantos daños en el futuro?


Eldiario.es si han publicado varios artículos analizando las causas y las posibles soluciones, por ejemplo el que se titula Especulación e incumplimiento de la normativa: cómo el urbanismo insostenible favorece las inundaciones, en él que se puede leer el siguiente párrafo:


“...El principal problema, según Santiago Barajas, responsable de Ecologistas en Acción en materia de agua, es que se ha permitido construir sobre cauces y zonas de riesgo de inundación, en contra de la normativa. "Estimamos que, en todo el país, hay del orden de 50.000 construcciones sobre cauces y zonas de riesgo, y la mayoría son viviendas"...




En la sección "Tribuna Abierta" del periódico está el mejor análisis que he encontrado, escrito por Julia Martínez, también de Ecologistas en Acción. El artículo, "Seis causas y seis soluciones para reducir los daños por inundaciones" es bastante largo, y aunque vale la pena leerlo entero, publicaré aquí unos extractos:


La autora empieza por explicarnos la diferencia entre “crecida” (un aumento del caudal respecto a su valor medio, un componente fundamental para el buen estado ecológico de un río) e “inundacción”(cuando el agua ocupa zonas que normalmente no tienen agua) y nos recuerda que: “Una crecida fluvial no tiene porqué desembocar en inundaciones con daños a poblaciones y bienes, si las zonas inundables han sido respetadas.”


El clima mediterráneo ha sido, es y seguirá muy fluctuante, con grandes sequías y grandes picos de precipitaciones, las denominadas lluvias torrenciales. Hemos de asumir que este clima es así, no podemos vivir a espaldas de la existencia de tales picos de precipitaciones torrenciales, por poco frecuentes que sean. Lo que tenemos que hacer es aplicar el principio de precaución para minimizar los daños…


(…) Sin embargo hasta la fecha, el incremento en la torrencialidad de las lluvias es muy poco significativo de momento, pese a lo cual los daños por inundaciones sí se están disparando, incluso frente a valores de precipitación equivalentes o incluso menores ¿Por qué ocurre esto?”


Enumera las “seis causas principales del incremento de los daños por inundaciones, de las que la primera es la ya mencionada ocupación de zonas inundables – a pesar de una abundande normativa que obliga a respetarlas.


Las competencias en urbanismo y ordenación del territorio las tienen las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Por tanto, son estas administraciones las responsables...”


La segunda causa está en la agricultura industrial y la continuada expansión de los regadíos intensivos, que obvían prácticas de conservación y “están cambiando la dinámica hidrológica de amplias extensiones del territorio e incrementando la cantidad de la escorrentía, así como la velocidad de los flujos de agua en caso de precipitaciones intensas. (...) Eliminan todos los elementos naturales protectores, al basarse en cultivos de enorme extensión sin solución de continuidad, donde prácticamente han desaparecido los setos, la vegetación de linderos y las manchas de vegetación natural y donde los cultivos − cuya capacidad de retención de agua y sedimentos es bastante inferior a la de la vegetación natural) ocupan todo el ciclo anual, o bien las áreas no cultivadas permanecen desnudas...”


La tercera causa es la imparable impermeabilización del suelo, “causado por el desarrollo urbanístico y por la proliferación de distintas edificaciones y equipamientos, desde centros comerciales a todo tipo de infraestructuras.”

La cuarta causa se encuentra en las nuevas infraestructuras que desorganizan el drenaje natural:


El desarrollo urbanístico acelerado no sólo está suponiendo la ocupación de zonas inundables y la creciente impermeabilización del suelo, sino la construcción de nuevas infraestructuras (autovías, carreteras, rotondas, taludes), que cortan, desorganizan la red de drenaje y crean barreras a la misma, agravando los daños bajo precipitaciones intensas y reconduciendo los flujos de agua hacia zonas que hasta entonces se habían visto libres de problemas de inundaciones, creando grandes acumulaciones de agua. Estos problemas suelen quedar ignorados o su importancia minimizada, en los estudios y en la tramitación y aprobación de las nuevas edificaciones, urbanizaciones e infraestructuras.”


La quinta está en las obras de defensa frente a inundaciones que agravan los daños cuando estas se producen: las motas, diques, presas de laminación, dragados, cortes de meandros y encauzamientos, que “han distorsionado la percepción del riesgo y dan lugar a una falsa seguridad que ha favorecido una mayor ocupación de las zonas inundables, aumentando la exposición al riesgo y la vulnerabilidad de la población y sus bienes. Además, motas y encauzamientos tienen complejas y negativas consecuencias para el riesgo por inundaciones, al favorecer una mayor energía y velocidad de las aguas de avenida..


...Por otra parte, estas actuaciones duras frente a las inundaciones causan graves impactos ambientales, al romper el equilibrio morfodinámico del río, eliminar sedimentos, degradar la vegetación natural y destruir hábitats naturales...”


La sexta causa, que también se puede considerar el resumen de todas las anteriores, la ve Julia Martínez en que los ríos se han quedado sin su espacio .


Antes de abordar las Seis ejes de intervención para una reducción real del riesgo de inundaciones, comparte una reflexión que me parece importante:


Las sociedades y sistemas productivos tradicionales mediterráneos compartían la sabia visión de que las inundaciones (como en el caso de las sequías) son fenómenos que ocurren de forma natural (aunque ahora se estén agravando por el cambo climático), frente a los que necesariamente hay que aprender a adaptarse. El problema es que esa visión adaptativa se ha ido olvidando y sustituyendo por la falsa  percepción − promovida en muchos casos desde las propias administraciones públicas − de sequías e inundaciones como "anomalías" que es posible erradicar o "superar", en lugar de como fenómenos naturales a los que nos tenemos que adaptar de forma inteligente...”


Primer eje de acción: respetar las zonas inundables


...Son las comunidades autónomas y ayuntamientos los que están incumpliendo su obligación legal de garantizar que se respetan las zonas inundables y de eliminar las viviendas, equipamientos e infraestructuras situados en las zonas de mayor riesgo o con población más vulnerable. Nada se está haciendo en este sentido...”

 


Segundo eje de acción: devolver el espacio al río, desencauzando, permitiendo los debordamientos “donde den lugar a los menores daños y los máximos beneficios”.

 


Tercer eje de acción: implantar Medidas Naturales de Retención de agua en los espacios agrarios, de las que la mayoría tienen que ver con la recuperación de la vegetación natural (setos, vegetación natural en los linderos y en pequeñas manchas en el conjunto del paisaje, etc) y el mantenimiento de una cubierta verde en los cultivos, además de la recuperación de la red de drenaje natural.

 


Cuarto eje de acción: implantar sistemas de Drenaje Urbano Sostenible, que incluyan superficies filtrantes, suelos drenantes, estanques y jardines inundables y un incremento de las superficies con vegetación:


Estos sistemas de drenaje urbano sostenible se están poniendo en marcha con éxito en muchas zonas. Frente a tanques de tormentas, que son muy caros y son capaces de acumular muy poca agua, se pueden crear en los espacios urbanos superficies verdes inundables capaces de retener cantidades de agua mayores, con costes menores y que además ofrecen espacios de recreo y esparcimiento en los periodos sin lluvias intensas...”


Quinto eje de acción: eliminar viviendas e infraestructuras en zonas de alto riesgo


Es urgente realizar un censo de viviendas y equipamientos en zonas de riesgo elevado, bien por un alto peligro de inundaciones (por ejemplo por situarse en zonas inundables dentro del periodo de retorno de 10 años) o por tratarse de casos con elevada vulnerabilidad social  (colegios, centros sanitarios, residencias de mayores, viviendas de grupos poblacionales desfavorecidos, etc)...”


Y el sexto eje: Impulsar una estrategia de comunicación para “educar en la incertidumbre y la cultura del riesgo”.



...¿Cuándo empezarán las autoridades (y la gente en general) a actuar en serio tanto para limitar el cambio climático y mitigar sus efectos, como para organizar la sociedad, el territorio y los recursos naturales de forma menos destructiva?...


 
Captura de pantalla de cartografía oficial, con la Zona de Inundación Frecuente (ciclos de 50 años) marcada.


 



Sorpresas gratas fuera de las rutas turísticas


Paseando por el campo fuera de las rutas turísticas casi siempre se suelen encontrar gratas sorpresas en forma de plantas, animales, rocas, agua y rincones bonitos naturales. Y también, a veces, en forma de obras humanas. Como estas construcciones de piedra en unos prados entre Navalosa y Navarrevisca. No sé cuándo fueron construídas, ni por quiénes; pero sí se percibe que las personas que las construyeron tenían un conocimiento intimo tanto de la piedra como del paisaje. Y un sentido de armonía -y de economía, de saber aprovechar los recursos- que ojalá fueran también más extendidos en nuestros pueblos y ciudades.

   Lena Pettersson

domingo, 1 de septiembre de 2019

Es normal que nos preguntamos por la calidad del agua potable

Como sabrán ya la mayoría de la gente, en facebook hay una página llamada "No eres de Navaluenga si no...", que bloquea a toda persona que se atreva a expresar algo que se parezca a una crítica.

Yo ni he intentado entrar, pero una persona me ha mostrado un mensaje del Alcalde de Navaluenga, del 30 de julio, que dice lo siguiente:

"Buenas noches a todos. Quiero haceros saber, que este ayuntamiento emprenderá acciones legales contra las personas que levanten bulos infundados.

En relación a esto último que acaba de poner en este foro alguien sobre el tema del agua potable domiciliario, tengo que comunicaros que es falso, basta ya de bulos. EL AGUA ES PERFECTAMENTE POTABLE Y APTA PARA EL CONSUMO HUMANO, estos comentarios solo tratan de dañar la imagen de nuestro pueblo.

Si en algún momento este Ayuntamiento tuviera algún problema de cualquier índole, lo comunicaría por los medios oficiales.

Un saludo."

Por lo que me cuentan, esto viene a raíz de que alguien simplemente había PREGUNTADO acerca de la calidad del agua.
Aunque se garantizará el abastecimiento a los pueblos alrededor del embalse de El Bueguillo mediante un "sistema de capación flotante", a mi no me extraña que haya personas que se pregunten por la calidad del agua.


Así se veía el Alberche a unos kilómetros de Navaluenga, río abajo, hace un par de semanas:


Esta agua luego llegará al embalse, y pasará por la potabilizadora antes de salir de nuestros grifos.

Se analizará la calidad. Pero ¿qué exactamente es lo que se mirará? Algunas bacterias, nitratos, nivel de cloro, color, olor turbidéz... ¿Y pesticidas?

Lo normal, en una sociedad democrática y transparente -y donde importara la salud de los ciudadanos- sería poder ver los resultados de los análisis.

Pero estos parecen muy secretos. Si he entendido bien, se encuentran los datos en un sistema llamado SINAC, al que sólo tienen acceso los representantes de algunos organismos, no así los ciudadanos.

Así que lo que se nos pide es una fé ciega en las autoridades - que desde mi punto de vista no se han mostrado merecer ninguna fé, ni ciega ni de ningún tipo.

Si alguien consiguiera información acerca de la calidad del agua potable -y también del agua de la zona del baño- agradecería la compartiera aquí.

Porque mucho hablar de transparencia y datos abiertos, pero es muy difícil encontrar algún dato concreto de interés, que además tenga un formato que se abra en el ordenador:

https://www.saludcastillayleon.es/transparencia/es/datos-abiertos-sanidad/datos-abiertos-sanidad

Lena Pettersson

Manifiesto por el Clima

En el Valle del Tiétar un grupo de gente está trabajando para organizar una manifestación haciéndola coincidir con la huelga global por el clima prevista para el 27 de septiembre.

Esperan que se sumen los ayuntamientos, asociaciones, organizaciones y colectivos de diferentes gremios.

La primera reunión fue en Casavieja y la segunda en Piedralaves, donde tendrá lugar la manifestación. La próxima reunión tendrá lugar en El Jardin Botánico de La Adrada el 7 de septiembre a las 13h y está abierta a cualquiera que quiera participar.

Este es el manifiesto que se va a leer al final de la manifestación:

MANIFIESTO POR EL CLIMA EN EL VALLE DEL TIÉTAR
 
Desde que comenzó la revolución industrial, hace unos 170 años, una pequeña parte de la humanidad ha perseguido su enriquecimiento a toda costa. El modelo económico y social triunfante, basado en la producción y el consumo permanente de bienes, sin tener en cuenta los daños que se estaban produciendo en la naturaleza, la extracción sin medida de recursos minerales y el expolio de la biosfera, ha llevado hasta la extinción de muchas de las especies vivas y el declive de muchos de los recursos materiales del planeta.

Como consecuencia del consumo desmedido de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, una enorme cantidad de gases se han ido acumulado en la atmósfera impidiendo que se pueda evacuar el calor acumulado en la superficie terrestre. Este fenómeno, conocido como calentamiento global, está perfectamente descrito y documentado por una aplastante cantidad de estudios y datos científicos avalados por el Panel Intergubernamental de la ONU para el Cambio Climático (IPCC) durante más de 3 décadas. El cambio climático es ya una realidad que solo podremos mitigar.

Este calentamiento produce muchos efectos adversos, que ponen en riesgo la continuidad de la vida: ha aumentado la temperatura del planeta, se han alargado los veranos, se producen olas de calor más largas e intensas, la falta de agua se generaliza, escasean los pastos y se pierden cosechas, los fenómenos meteorológicos son cada vez más impredecibles, violentos y con efectos catastróficos, el deshielo de los casquetes polares y los glaciares puede elevar el nivel del mar y alterar el perfil de las zonas costeras habitables, pone en riesgo el caudal de los ríos y el suministro de agua a grandes masas de población.

El calentamiento global nos afecta a todos, sin distinción de países, culturas o credos. No conoce fronteras y no hay lugar seguro para ponerse a salvo de sus efectos. España, junto al resto de los países del sur del Mediterráneo, está especialmente expuesta a los efectos del cambio climático, con fenómenos recurrentes de altas temperaturas, escasez de lluvias, desertización y pérdida de cosechas.

Las personas que vivimos en el Valle del Tiétar nos sentimos especialmente preocupados por el cambio climático. Pedimos a nuestros alcaldes que declaren la emergencia climática en el Valle y nos comprometemos a emprender los cambios necesarios en nuestro modo de vida para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Queremos:

Volver a un estilo de vida menos consumista y más respetuoso con el medio ambiente.

Que se priorice la agricultura local, el pastoreo y el comercio de proximidad.
 
Que se deje de utilizar herbicidas y pesticidas que envenenan el suelo y el agua.
 
Que nuestros ayuntamientos asuman la gestión mancomunada del agua y los recursos forestales.
 
Que se modere el consumo de energía y se obtenga de fuentes de energía renovable.
 
Que se tomen medidas para la movilidad sostenible de personas y mercancías.
 
Que se favorezca la rehabilitación de viviendas en lugar de construir obra nueva.
 
Que se potencien los servicios sociales y el cuidado de las personas.

Que se realicen campañas de educación e información para concienciar a la ciudadanía.

El Valle del Tiétar es nuestra casa común y el cambio climático es una amenaza para todas las personas que lo habitamos. Sólo con medidas colectivas podremos mitigar sus efectos y alcanzar un modo de vida sano, seguro y sostenible en el Valle. Es un grave problema que nos afecta a todos. Y tú ¿qué piensas hacer?
                          …

También en este lado de la sierra nos afecta el cambio climático, por mucho que nuestro gobierno local actúe como si no creyera en ello.

A mí el manifiesto me parece muy bueno, y suscribo todas las reivindicaciones.  (L.P.)