Todos sabemos que las crisis económicas y el paro azotan a nuestros pueblos de una forma más virulenta si cabe que a las zonas urbanas.
Los recortes en los servicios afectan en un grado mayor a las zonas rurales, y la exigüidad de los presupuestos repercute especialmente en el desarrollo rural y la modernización de los pueblos: las carencias sociales, sanitarias, culturales, educativas etc. se agudizan, disminuyen las ayudas a agricultores y ganaderos, las inversiones públicas brillan por su ausencia, aumenta el paro y por tanto también el éxodo a las ciudades en busca de empleo. Con todo esto peligra la continuidad de las actividades económicas propias del medio rural y también, y especialmente, el relevo generacional, es decir, los jóvenes se van y cada vez la población de los pueblos está más envejecida: la supervivencia misma de los pueblos está en riesgo mortal.
Podemos lamentarnos y/o consolarnos pensando que nuestros políticos están en ello y llegarán a tiempo de salvarnos de la desaparición de nuestros pueblos, y por supuesto tendremos que esperar sentados el milagro: un ejemplo de su desidia, ineficacia y escurrir el bulto sin dejar de poner la mano es este documento del Senado: (http://www.senado.es/web/expedientdocblobservlet?legis=10&id=151588), en él se refleja la creación de una ponencia que tenga por objeto el análisis de los factores que han venido provocando el fenómeno de la despoblación rural en España y las medidas a adoptar para atajar y revertir este fenómeno, en el seno de la Comisión de Entidades Locales, ¡atención a las fechas! se crea el 16 de enero de 2013 con un plazo de 3 meses, el 3 de diciembre de 2014 se pide un aplazamiento de dos meses. En casi dos años no han generado ni un solo documento.
El Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (2014-2020) y el correspondiente Programa de desarrollo rural de Castilla y León 2014-2020 para gestionarlo prevén nuevas inversiones en el ámbito rural, especialmente para incentivar la diversificación económica en los pueblos, a la espera de este maná europeo podemos quedarnos de brazos cruzados o promover iniciativas ciudadanas, proyectos asociativos, de consumidores, pequeños gestos encaminados a tejer redes solidarias que hagan más viable la supervivencia en los pueblos.
Teniendo en cuenta que el autoempleo y los pequeños comercios y negocios son la base económica de los pueblos, pienso que una buena manera de revitalizar el consumo de nuestra zona y animar la economía local pasa por concienciarnos de que debemos comprar en el pueblo, Navaluenga en este caso, que las grandes superficies no son más baratas si consideramos todos los factores que concurren en esas compras (gasolina, tiempo, comprar otros productos que no son más baratos y que nos los meten por los ojos). Que como dicen algunos: “un euro gastado en el pueblo se convierte en dos”, ayudando a los comercios y negocios nos ayudamos a nosotros. “Es que aquí hay poco y caro” dice la gente como disculpa, y esto es incierto.
Tenemos productos variados y muy competitivos: bicicletas, material deportivo, material eléctrico, de bricolaje, muebles, electrodomésticos, alimentos procesados de primera calidad, huevería, pollerías, carnes frescas, embutidos, quesos, pasteles, panes, vinos autóctonos bisutería y regalos, productos de limpieza, materiales de construcción, revestimientos, plantas y flores, libros, prensa, revistas. También profesionales muy competentes: artesanos, ceramistas, pintores artísticos y de paredes, ebanistas, carpinteros, mecánicos, profesores particulares, psicólogos, fisioterapeutas, masajistas, esteticistas, peluqueras, abogados, óptico, restauradores, camareros, panaderos, pasteleros, arquitectos, delineantes, topógrafos, promotores, albañiles, fontaneros, electricistas, cerrajeros etc.
La próxima vez que tengas que comprar productos o servicios piensa en ellos, si ellos logran vivir cómodamente en el pueblo, los demás también lo tendremos más fácil.
Concha S.B.
Imagen: Miranda